Mostrando entradas con la etiqueta multilateralismo.. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta multilateralismo.. Mostrar todas las entradas

viernes, 7 de diciembre de 2012

La hora de Torre Tagle

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/la-hora-de-torre-tagle-07-12-2012
La República
La mitadmasuno
7 de diciembre de 2012
Juan De la Puente
De cara a la fase oral en el litigio marítimo con Chile en La Haya, la cancillería ha logrado la cohesión nacional en torno a un tema de Estado exponiendo el comportamiento solvente de una diplomacia reconocida en la región por su eficacia y audacia. Este resultado debe ser explicado desde las políticas y desde los actores, es decir, desde la estrategia escogida a inicios del actual gobierno para enfrentar el tramo final del proceso de La Haya.
En esta estrategia le cabe un papel fundamental al canciller Rafael Roncagliolo, un radical concertador que ha llevado a la política exterior su perseverante búsqueda del consenso y del diálogo político. A esta visión se debe sobre todo la vocación de continuación del equipo designado en el anterior gobierno, plasmada en la permanencia en funciones del agente peruano, el ex canciller Allan Wagner, y en la incorporación como coagente de José Antonio García Belaunde, ex canciller de un gobierno al que se opuso el actual partido gobernante que, sin embargo, fue convocado en ejercicio de amplitud y madurez. Torre Tagle también se preocupó por allanar el camino para la incorporación al equipo de La Haya del ex canciller Manuel Rodríguez Cuadros y confirmar al valioso equipo de especialistas peruanos y extranjeros en un signo de coherencia.
Los resultados exitosos de Torre Tagle no se reducen a La Haya; la política exterior peruana comprende elementos heredados de los gobiernos de Alejandro Toledo y Alan García que la actual diplomacia ha sabido conservar, desplegar y proyectar como logros de una década democrática, potenciando aspectos cruciales como la integración profunda con Bolivia y Ecuador, la asociación preferencial con Colombia y Venezuela, y la alianza estratégica con Brasil.
Torre Tagle ha construido asimismo en poco tiempo un activo liderazgo peruano en UNASUR, concebido como un espacio de influencia de un país crecientemente vigoroso a razón del auge económico que experimenta y del entendimiento de su papel en la región. A esta percepción se debe la recuperación de la relación con Argentina y la elevación de la asociación estratégica con Chile a un nivel más alto a pesar del litigio de La Haya, fortalecida por la mutua pertenencia a la Alianza del Pacífico y la práctica de un multilateralismo más activo.
La actual política exterior peruana ha sido criticada por dos grandes giros que protagoniza Torre Tagle que sin embargo están rindiendo sus frutos. El primero es su enfoque de las relaciones con EE.UU. desde una perspectiva de asociación con autonomía, es decir, una activa cooperación en el ámbito financiero, en la lucha contra el terrorismo y contra las drogas, reservándonos una visión propia del mundo y de las relaciones en la región. En esa perspectiva, no debe extrañar que el Perú haya continuado respaldando la demanda para que cese el bloqueo contra Cuba, no se haya plegado a las campañas contra la izquierda latinoamericana y haya votado recientemente a favor de Palestina en las NNUU. Al mismo tiempo, el Perú no se ha integrado a ningún bloque ideológico regional.
El otro giro es el activo respaldo a la reivindicación argentina de Las Malvinas, convertida en una bandera latinoamericana más allá de la posición frente al gobierno de Cristina Kichner, una conducta que le dio al país reconocimiento, autoridad y prestigio. A la distancia, se aprecia ahora como irresponsable la crítica alborotada de algunos sectores internos de la negativa del Perú al ingreso de la fragata inglesa Montrose a aguas territoriales en plena tensión entre Argentina e Inglaterra.
En la perspectiva de los balances a futuro, es probable que no sean recordados los episodios menudos, mezquinos o escandalosos. Es seguro que se recordará a una cancillería que supo transferir con inteligencia a la política exterior el resultado económico y político interno recuperando el prestigio perdido en los años de la violación de los DDHH y la afectación de los estándares democráticos.