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sábado, 2 de enero de 2016

Últimas elecciones del siglo XX

http://larepublica.pe/impresa/opinion/730161-ultimas-elecciones-del-siglo-xx
La República
La mitadmasuno
1 de enero de 2016
Juan De la Puente
Las elecciones de abril de este año serán las últimas del siglo XX. La idea de que con ellas terminará un ciclo, sobre lo que existe cierto consenso, debe ser precisada a partir de ciertos hechos sobre los cuales también existe un relativo acuerdo pero que a menudo evitamos referirnos como un parámetro de nuestro sistema.
Es innegable que el golpe de Estado del 5 de abril de 1992 organizó un sistema que fue impactado por la caída del gobierno de Alberto Fujimori el 2000, dando lugar a 15 años de un régimen democrático que nos lleva por primera vez desde 1999 a una cuarta elección sucesiva de un gobierno constitucional. Imposible igualmente negar que durante este período se registraran logros inéditos como un largo crecimiento económico de más de 12 años, la rebaja de más de 30 puntos de pobreza y la mejora relativa de la distribución del ingreso.
Estos resultados se deben a una dinámica compleja del llamado modelo de economía impuesto en 1992, innovado por los tres gobiernos que sucedieron desde el 2001 (que incentivaron especialmente la demanda y la inversión pública) sin afectar su núcleo duro, y con efectos igualmente duros como una severa rebaja de la producción para el mercado interno y el debilitamiento de sectores cruciales como el de Manufactura y Agropecuario.
Menos complejo es el ámbito político/institucional que prácticamente no fue tocado. Las reglas para la formación y ejercicio de la representación son las mismas y tampoco ha variado la relación entre el Estado y la sociedad salvo el incremento de la regulación para determinadas actividades en el mercado. Al contrario, el modelo político instaurado en 1992 se ha profundizado, de modo que la antipolítica es más vigente que nunca.
Apreciando el largo plazo, no se pueden negar “las cosas sucedidas desde el 2000” aunque las rupturas entre el período 1992-2000 y 2000-2015 son menores que las continuidades. La crisis de las instituciones que preside el actual proceso electoral no se debe a las reglas establecidas en el período 2000-2015 sino a la falta de reformas de las reglas generales originadas en 1992, y a que el impulso de la transición del año 2000 fue ahogado.
Sobre ese escenario marcado por las continuidades se agolpan nuevos fenómenos que impulsan el señalado fin de ciclo a propósito de las elecciones de este año. Entre los más dinámicos se cuentan tres: 1) el fin del crecimiento conocido que ha pulverizado el consenso dentro de la ortodoxia y de la heterodoxia económicas; 2) la crisis de seguridad que ha desnudado el bajo estándar de los derechos de propiedad y de justicia; y 3) el estallido de la corrupción que ha reducido a mínimos la confianza de los ciudadanos en la política y en las instituciones.
Por otro lado, la relación entre lo nuevo y constante en este proceso está marcada por lo segundo. El fujimorismo, una candidatura fuerte en las elecciones de este año, fue hegemónico entre 1992 y 2000 y la principal fuerza de oposición a los 15 años de democracia 2000-2015. Asimismo, Humala, la única apuesta de cambio de los últimos años, ha sido sobre todo la continuidad en lo económico y sobre todo en lo político, en tanto que los principales animadores de las elecciones lo han sido de varios procesos electorales y gobiernos: Toledo fue candidato en 5 elecciones y presidente, García fue presidente y candidato en 3, Keiko en 2, PPK también en 2 y ministro y premier entre 2001 y 2006 y Acuña parlamentario, alcalde y gobernador regional.
El fin del largo ciclo no asegura que lo que venga sea necesariamente bueno. No sería sensato predecir que quien gane las elecciones no pueda iniciar una reforma que mejore los contenidos de una república que a pesar de su precariedad tiene cosas que defender porque la historia está poblada de hombres “viejos” que hacen cosas nuevas y buenas. Sin embargo, también es cierto que tenemos varias crisis que parecen no agregarse para producir un efecto de cambio político y que lo nuevo, eso sí, es la escasa demanda reformista desde la sociedad.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Hipótesis sobre el fujimorismo

La mitadmasuno
La República
Jueves 11 de noviembre 2010
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/11-11-2010/hipotesis-sobre-el-fujimorismo
Por lo menos uno de cada 5 peruanos piensa votar por el fujimorismo en las elecciones del 2011. Esta perspectiva alienta en algunos la convicción de que la obra política de Alberto Fujimori está saliendo airosa de la prueba del tiempo como un elemento de la tradición autoritaria que arropa a su hija en la competencia presidencial. Ciertamente, ningún otro candidato recibe una herencia tan cuantiosa y sonante como la que ha empezado a disfrutar Keiko Fujimori.
Desde esa perspectiva, la táctica electoral de Fuerza 2011 se funde con su estrategia desde una aritmética sencilla: a más fujimorismo, más rédito electoral. Es decir, les basta la nostalgia, el recuerdo del país que encontraron en 1990 y lo que hicieron para remediarlo, incluido el golpe de 1992. En ese discurso, el país está obligado a tener memoria, un cierto tipo de memoria, la que se activa con cierto éxito con claves como partidos tradicionales, el terrorismo, inflación y desorden.
Una campaña centrada en la épica fujimorista corre el riesgo de ser incompleta, suficiente para recuperar la identificación emocional con un sector social pero limitado para producir un mandato de futuro. En otras palabras, el fujimorismo puede servir para recordar pero no necesariamente para gobernar. En una segunda lectura, acudir exclusivamente a la memoria en esta campaña electoral no será del todo redituable, sobre todo porque la memoria conservadora peruana es, en el fondo, una forma de antimemoria, un relato que a tenor de varias encuestas evade los imperativos de la democracia y la libertad esenciales en nuestro sistema.
El formato de campaña “más fujimorismo” tiene el perfil de una huida hacia adelante. Para intentar superar la barrera del 20 o 25% debe exacerbar la confrontación y endurecer el discurso con el consiguiente posicionamiento de esa opción en la extrema derecha del escenario. En el caso de que Fuerza 2011 pase a la segunda vuelta, será una proeza salir del gueto ultra en el que se está metiendo. Probablemente sea la consecuencia de un error estratégico de apreciación: no atreverse a explorar el posfujimorismo y asumir el papel de una nueva derecha, autocriticándose del golpe de Estado, de la corrupción, de la sociedad con Montesinos y de la violación de derechos humanos, un acto de contrición que la derecha chilena realizó con dolor 10 años antes de ganar las elecciones. La nostalgia cuesta.

sábado, 7 de agosto de 2010

Los cuatro suyos

La mitadmasuno
La República
Sábado 7 de agosto 2010
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/la-mitadmasuno/07/08/2010/los-cuatro-suyos

La recordación de los 10 años de la Marcha de los Cuatro Suyos (M4S) ha motivado un pequeño debate y aprecio en él, entre otras, una opinión interesante de Carlos Meléndez. La discusión parece centrarse en dos aspectos: 1) El papel que desempeñó la M4S en la caída del gobierno de Fujimori; y 2) Su volumen, intensidad y composición. En la visión que comentamos, la M4S no hirió de muerte al fujimorismo, y es un mito que fue una manifestación masiva y popular.
El debate del porqué cayó el fujimorismo es igual de atractivo que el cómo. Coincido con Meléndez en que los 4S no provocaron de modo automático el derrumbe de un régimen autoritario con 8 años en el poder; sin embargo, también es cierto que no es posible determinar un solo porqué, sobre todo si apreciamos ese porqué como un acto. Prefiero analizar los 4S como una dinámica final, como el punto de llegada de un gradual divorcio entre la sociedad que en 1992 aplaudió el golpe del 5 de abril y el fujimorismo.
La épica (para seguir a Aldo Mariátegui) de ese divorcio está por investigarse y es más rica que la M4S como acto del 28 de julio del 2000. Ese proceso nace, creo, en el momento en que las calles contestan la destitución de los magistrados del Tribunal Constitucional, en mayo de 1997. No hay duda que, junto a la lucha contra la estatización de la banca entre 1987/88 y la resistencia de las comunidades de la sierra a Sendero Luminoso, son los procesos de movilización política más intensos de las dos décadas finales del siglo XX peruano.
Más polémico aún es el tema de la masividad y composición de la M4S. Si el 28 de julio es apreciado como el elemento central de una agitación ciudadana que incluyó otras expresiones, por ejemplo manifestaciones en otras ciudades durante varias semanas, no puede ser negado su sentido popular, en número e identidad. Quizás a partir de ello se pueda tener otro debate: si las clases medias son también populares o cuándo están impedidas de serlo.
Coincido con las apreciaciones que relativizan el peso de los partidos en la M4S. En los meses de junio y julio del 2000, especialmente luego de la fraudulenta segunda vuelta electoral, el sentimiento democrático fue básicamente ciudadano e independiente. No por gusto el fujimorismo bautizó a los grupos que lavaban la bandera y hacían vigilias pro democracia como “cívicos”. El acierto de los partidos fue, como siempre, cabalgar sobre los acontecimientos.
Sobre el tema también escribien:
Carlos Meléndez en Correo
http://www.correoperu.com.pe/correo/columnistas.php?txtEdi_id=4&txtSecci_parent=&txtSecci_id=84&txtNota_id=404163
Alberto Adrianzén en La República
http://www.larepublica.pe/disidencias/07/08/2010/la-otra-historia
Aldo Mariátegui en Correo
http://www.correoperu.com.pe/correo/columnistas.php?txtEdi_id=4&txtSecci_parent=&txtSecci_id=84&txtNota_id=405706
José A. Godoy en Desdeeltercerpiso
http://www.desdeeltercerpiso.com/2010/08/mi-vision-de-los-cuatro-suyos/#comments