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sábado, 30 de octubre de 2010

Hipótesis sobre el PPC

La mitadmasuno
La República
Sábado 30 de octubre 2010
Juan De la Puente
Es probable que Lourdes Flores no sea candidata presidencial el 2011 porque no quiera y no porque su carrera política haya concluido. En los hombres (y mujeres) públicos no hay muerte política sino biológica. Aun así, tiene dos problemas a resolver como lideresa de su partido: cómo rentabilizar más de un millón y medio de votos obtenidos en Lima y garantizar la vigencia del PPC.
Atender a la vez ambos propósitos no será sencillo. En el carril denominado “centro” al que intenta aplicar el PPC ya se tienen dos corredores: Luis Castañeda y Alejandro Toledo; más a la derecha se ha instalado el fujimorismo; en tanto que la izquierda es un espacio lejano. Luego, a pesar de que los votos de Lourdes en Lima fueron más suyos que los obtenidos por otros candidatos, la tasa peruana de endose electoral es muy baja.
En el debate pepecista la diferencia entre ir solos o en alianza es, injustamente, como la elección entre la vida y la muerte, de modo que ha resurgido su frentismo a flor de piel. El PPC es un tejedor de alianzas, una propensión europea en un país de aprehensiones atrasadas al pacto. El PPC emprendió alianzas en 4 de las 5 elecciones nacionales democráticas desde 1980 (Convergencia Democrática en 1985, Fredemo en 1990 y Unidad Nacional el 2001 y 2006), y también ha practicado pactos postelectorales como con el Apra en la Constituyente de 1978 y con el gobierno de Acción Popular entre 1980 y 1983. Sin llegar a la promiscuidad, es el partido que más bodas ha tenido en los últimos 30 años, por lo que su menú actual incluye varios modelos: subordinados a un “grande” en carrera, con iguales pero con el PPC a la cabeza, y una reedición del Fredemo para lo cual escasea un nuevo Mario Vargas Llosa.
Las alianzas del PPC, sin embargo, no han sido exitosas en el objetivo de llegar al poder aunque con saldos importantes en alcaldías y escaños, así que también es legítimo proponerse navegar con barco propio, con candidato propio o prestado. Para ello, tendría que abrirse más a la oferta ideológica en un país en crecimiento y desbordar el centro por la derecha, es decir, seguir probando los bocados liberales a través de fichajes como el de Pablo Secada en Lima o la reciente adquisición de Daniel Córdova. Desde el PPC, más posibilidades de colarse entre los grandes tendrá quien ofrezca más orden que libertad y más continuidad que cambio.

domingo, 24 de octubre de 2010

Hipótesis sobre los pequeños

La mitadmasuno
La República
Sábado 23 de octubre 2010
Juan De la Puente
Los partidos llamados “pequeños”, aquellos cuyos precandidatos no superan el 3% o 4% de intención de voto o son subestimados en los sondeos de opinión, tuvieron una presencia matizada en las recientes elecciones. Somos Perú, Acción Popular y Alianza para el Progreso ganaron regiones, provincias y distritos, en tanto que Restauración Nacional obtuvo en Lima 8% de votos y se ha hecho de algunos lugares fuera de la capital. El Partido Humanista tuvo poca fortuna electoral, pero Yehude Simon defiende con firme activismo su presencia en las encuestas.
Varios de estos grupos están desarrollando un peligroso síndrome de asfixia electoral cuyos síntomas son: tentar con ansiedad alianzas con los “grandes”, consumirse en el frentismo descuidado lo interno y demorarse más de lo previsto en la designación de sus candidatos. Están perdiendo el poco oxígeno ganado o que les queda; una estrategia de derrota y de claro desposicionamiento político.
Salvo los destellos iniciales de Izquierda Unida (IU), entre 1980 y 1983, los frentes preelectorales presidenciales de los últimos 30 años fracasaron, de lo que dan cuenta Convergencia Democrática (1985), Fredemo (1990), Unidad Nacional (2001 y 2006) y el Frente de Centro (2006). Estos naufragios imprimen una tendencia contraria a la de otros países, como Chile y Uruguay en la región, con sistemas de partidos más estables y más tradición de pactos. Esta constatación no impide anotar, sin embargo, la vigencia de los compromisos postelectorales, como los de AP-PPC en 1980 y Perú Posible-FIM el 2001.
Los afanes frentistas de estos días lucen como un baile de máscaras donde los “grandes” juegan al diálogo a sabiendas de que irán solos y en el que los pequeños se apiñan en la puerta y fuerzan un cambio de perfil, diluyendo adhesiones propias y fortaleciendo el peso de los “grandes”. Son operaciones previas a una derrota electoral por abandono de la competencia directa.
Estos trasiegos descuidan otro espacio del diálogo político que en el Perú es prometedor, para construir colaciones sociales que recojan demandas de la sociedad civil y vertebre compromisos públicos amplios. Es cierto que ello obliga a otra ingeniería electoral: aprobar programas social y políticamente agresivos, designar candidatos con anticipación y realizar una campaña electoral más larga de cara al país, recorriéndolo, predicando y sumando pueblos.

lunes, 18 de octubre de 2010

Análisis de las elecciones regionales y municipales

Canal 7 y La República. 3 de octubre
Luego de las elecciones municipales y regionales participé en algunos debates de análisis de los resultados. El primero fue ese mismo día 3 de octubre, en el Canal 7 (TNP) a las 4 pm. inmediatamente después de los flashes de boca de urna. Lo que se dijo allí lo recogió La República
aquí, resaltando la idea de que volvimos a la normalidad, en referencia a la candidata outsider en Lima.

Instituto del Perú - USMP. 6 de octubre

Luego, por invitación del Instituto del Perú de la USMP, participé junto a Alfredo Torres de Apoyo y Cecilia Valenzuela de Willax TV en un debate en el Hotel Country, el 6 de octubre.
La nota general del evento puede verse aquí.
Las intervenciones de ese debate se pueden ver aquí, editadas en tres partes.
También se puede ver
aquí el power point que elaboré para la ocasión, con algunas ideas, en vías de sistematizar conclusiones iniciales, tendencias y preguntas. Se titula Lima: retorno del outsider y los efectos de la antipolítica.

Willax TV. Cecilia Valenzuela. 15 de octubre
Finalmente, el jueves 15 participé en el programa de Cecilia Valenzuela “Mira Quien Habla”, en el nuevo Canal de Cable y por Internet Willax, una experiencia de TV muy interesante. La entrevista editada en cuatro partes puede verse aquí, aquí, aquí y aquí. Los títulos de los videos que componen la entrevista son de responsabilidad del canal.
Artículos publicados antes y después de las elecciones
Con relacíon a las elecciones del 3 de octubre he publicado algunos artículos en La República.
Antes del 3 de octubre publiqué 9 artículos:
Lima, ¿Una burbuja electoral? 7/11/2009 aquí.
Lima la pobre 6/3/2010 aquí.
Regiones: la política cero 10/4/2010 aquí.
El Caso Oscorima 26/6/2010 aquí.
Ojo con las palabras 17/7/2010 aquí.
Mujeres en campaña 28/8/2010 aquí.
Política social municipal 18/9/2010 aquí.
Tres análisis fallidos 25/9/2010 aquí.
Sucia, rica y pobre 3/10/2010 aquí.
Luego de las elecciones he publicado dos, de una serie de hipótesis de los partidos y candidatos, y pretendo que sean varios:
Hipótesis sobre el Apra 9/10/2010 aquí.
Hipótesis sobre la izquierda 16/10/2010 aquí.

sábado, 16 de octubre de 2010

Hipótesis sobre el Apra

La mitadmasuno
La República
Sábado 9 de octubre 2010
Juan De la Puente
http://www.larepublica.com.pe/opinion/09/10/2010/hipotesis-sobre-el-apra
El Apra debate febrilmente sus bajos resultados en las elecciones regionales y municipales, particularmente en el otrora sólido norte. Las razones más recurrentes son, alternativamente, cuatro: la renuncia a la izquierda, el abandono de Haya de la Torre como referente político, el reflejo de la poca popularidad del gobierno, y la crisis interna. Más de uno junta las cuatro causas en un mix del fracaso.
Llama la atención lo que sucede en el partido más antiguo del Perú, aunque también es llamativo que las críticas se concentren en el Apra, el único grupo que se atrevió a presentar listas en casi todo el país, y no en el resto de partidos que renunciaron a la competencia nacional abandonando la batalla contra la dispersión electoral.
Contra lo que hemos leído, el Apra en el norte parece padecer una sustracción del sujeto social alrededor del cual construyó una representación sólida y permanente durante 80 años. Ese sujeto era, al mismo tiempo, aprista y popular, de modo que es imposible observar al Apra en el norte sin esa doble identidad. La emergencia de otro sujeto social, emprendedor, migrante e igualmente popular, ha encontrado al aprismo en otra frecuencia. Así, el desencuentro del Apra es principalmente con la sociedad y no con la ideología, hacia afuera y no hacia adentro.
Otro sector aprista considera que sus males se deben a que el partido es menos hayista; sostienen que el Perú tendrá más Apra si el aprismo tuviese más Haya. A riesgo del enojo de muchos debo decir que el único papel que puede jugar hoy Haya en el Apra es la referencia simbólica, cultural e histórica y no programática.
Finalmente, es un buen deseo que el Apra sea de izquierda. De hecho lo ha sido en buena parte de su historia. Cuando realizó giros y pactos hacia la derecha siempre mantuvo una izquierda aprista, disciplinada pero resistente. Sin embargo, no estamos ante un grupo clásico de la socialdemócrata, de lo que da cuenta, por ejemplo, su dependencia de dos caudillos en el lapso de 80 años o su facilidad para asumir y defender tesis y políticas del otro lado de la mesa, aunque en cada etapa del péndulo en que se ha movido en estas décadas, su composición plebeya ha sufrido tanto a la izquierda como a la derecha. Quizás las disyuntivas que se plantean para el aprismo no sean las más completas; podría ser que en cualquiera de las opciones, lo que le urge al Apra sea modernidad.

Sucia, rica y pobre

La mitadmasuno
La República
Domingo 3 de octubre 2010
Juan De la Puente
http://www.larepublica.com.pe/columnistas-elecciones-2010/03/10/2010/sucia-rica-y-pobre
Culminó en Lima una de las campañas electorales más sucias de los últimos tiempos. También la más ostentosa al extremo del abuso y, de paso, la más pobre en ideas movilizadoras de la sociedad. Este resultado no debería merecérselo un país que recuperó su democracia apenas hace 10 años, cuya economía ha crecido a tasas de 6% del PBI anual promedio y que proclama su inminente ingreso al exclusivo club del primer mundo.
Habría que preguntarse qué factores motivan esta dicotomía entre el enriquecimiento de la sociedad y el empobrecimiento de la democracia. Desde los economistas, un ortodoxo diría que la economía ha logrado mantenerse aislada de la política, a lo que un heterodoxo podría contestar: la buena economía no es tal si no genera resultados en la política. Desde la politología la respuesta es más desafiante porque obliga a profundizar en temas sobre los que el sistema político se ha revelado estéril: la calidad de las reglas de la elección de representantes, la calidad de los actores políticos y la calidad de los partidos.
El escenario electoral limeño pudo desarrollar escasamente la disyuntiva corrupción vs anticorrupción porque se introdujeron otras disyuntivas que jalonearon la campaña desde la ideología, en una dinámica donde todo valía, especialmente el adjetivo: terruca, mentirosa, solterona, perdedora, abogada de narcos y drogadicta, de modo que resulta que las expresiones “se meten la alcaldía al poto” y “perra” son las declaraciones electorales más relevantes.
En este contexto de bloqueo de la política por la ideología jugaron un papel crucial los medios que han actuado por encima de los políticos y en lugar de ellos, con una intensidad mayor que la ocurrida en el 2006. Varios medios expropiaron las candidaturas y las agendas electorales con la complicidad o silencio de los candidatos, lo que debería ser leído como el acto final de la privatización de la política. En adelante es muy probable que cada candidato le pertenezca más al propagandista o al que financia la campaña (o la contracampaña) y menos al partido.
Estos resultados no tendrían lugar si las reglas fuesen más eficaces para la política: límites a la publicidad electoral, financiamiento público de los partidos, obligatoriedad de elecciones primarias en los partidos o mayor auditoría de los gastos. Sin embargo ninguna ley, más que conciencia cívica, podrá devolver a los políticos su autoestima y a los medios a su lugar.