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viernes, 15 de julio de 2016

Profecías sobre el Congreso y el Gobierno

http://larepublica.pe/impresa/opinion/783689-profecias-sobre-el-congreso-y-el-gobierno
La República
La mitadmasuno
8 de julio de 2016
Juan De la Puente
El venidero gobierno de PPK ya es objeto de análisis en posición adelantada con juicios muy debatibles sustentados en sentidos comunes que merecerían más rigurosidad y método. Dos de estas profecías que deberían ser revisadas son:
1.- El Parlamento bloqueará al Gobierno. Esta aseveración se basa en la supuesta existencia del Check and Balances en nuestro modelo político, capaz de inmovilizar a uno de los poderes. La verdad es que tenemos separación de poderes, pero sobre este no opera un sistema puro de frenos y contrapesos, una realidad en la mayoría de países de la región. Desaparecido el bicameralismo, el equilibrio y el contrapoder se han deteriorado y lo que existe es un modelo de colaboración forzada de ambos poderes en el que siempre es posible una política agresiva, pero no durante todo el tiempo y en todo, como lo demuestran los períodos 2004-2005 (Ántero Flores) y 2015-2016 (Luis Iberico).
En nuestro modelo, el poder de veto del Presidente es muy moderado, al punto que solo la mitad más uno de congresistas puede validar una norma observada por el Jefe de Estado (Ley del retiro del 95% de AFP, por ejemplo). Al mismo tiempo, el Congreso debe aprobar el presupuesto enviado por el Gobierno so pena de que se ejecute el proyecto del Ejecutivo, el mismo que también tiene a la mano los Decretos de Urgencia. Luego, es muy limitado el número de censuras de gabinetes –dos– como condición para su disolución, y aunque el Congreso inventó el voto ámbar, que deja en el aire la investidura del gabinete, no puede abusar de este mecanismo “trucho”.
Quedan otros mecanismos de control político. El más frecuente es el control posterior; otras formas más letales como la interpelación y censura de ministros (control punitivo) y el control de los actos en el momento de su ejecución (control concurrente) no son frecuentes.
2.- El fujimorismo puede gobernar desde el Parlamento. Eso es imposible en términos positivos salvo que se arribe a un acuerdo bipartito expreso de Gobierno. Sí debe reconocerse que los congresos con mayoría opositora tienen la capacidad negativa de influir en la formación del Gobierno como de hecho sucede con la designación del primer gabinete de PPK, en el que se está cuidando de presentar ministros muy enfrentados a Fuerza Popular.
El asunto de fondo es la representación. El Presidente es elegido en segunda vuelta y el Congreso en la primera; ello define dos tipos de representación: la del Presidente, más plural y de intereses más integrados, y la del Parlamento, más directa respecto de intereses específicos.
Esto no impide que el Congreso apruebe las normas que considere y en el número que crea conveniente, aunque también es cierto que un exceso de leyes “muy propias” contrarias al Gobierno terminaría perjudicando a los dos poderes habida cuenta que ambos, y no solo el Gobierno, son débiles. A pesar de ello, la ejecución de un programa parlamentario propio y adverso al Ejecutivo siempre es posible, pero de modo limitado.
La verdad es que nuestro Congreso está hecho para colaborar y el rediseño que de él hizo el fujimorismo en la Constitución de 1993 eleva el costo político de una dictadura parlamentaria o la conversión del Gobierno en un protectorado del Congreso.
Nuestro modelo se acerca más al indirizzo político, el sistema italiano extendido en parte de Europa que consiste en confiar la dirección política del quehacer público al impulso del Ejecutivo, un sistema que en nuestro caso obligó a coaliciones de Gobierno tácitas o expresas en los casos de Toledo, García y Humala.
El fujimorismo usará obviamente la regla de mayoría contra el Gobierno y su oposición interna, pero este uso tendrá que ser extremadamente limitado; lo que podría salir de ese proceso, por lo menos en su primera etapa, son dos poderes moderados cuyos problemas estarán sobre todo en la calle. En pocos meses, el Congreso y el Gobierno quizás tengan el mismo problema de legitimidad social si no se atreven a las grandes reformas.

miércoles, 24 de junio de 2015

El conjunto vacío y solitario

http://larepublica.pe/impresa/opinion/8906-el-conjunto-vacio-y-solitario
La República
La mitadmasuno
17 de junio de 2015
Juan De la Puente
Cada cinco años se tiene la esperanza de que el próximo gobierno sea mejor que los anteriores. Con el Congreso, en cambio, la certeza es que el siguiente siempre será peor. La separación de expectativas es la pieza clave de un equilibrio entre un Legislativo que se presume continuamente ineficaz y un Ejecutivo convertido en deplorable a poco de entrar en funciones.
Ese equilibrio es perverso y hace vulnerable al sistema; los gobiernos pugnan por tener una mayoría legislativa que, más que honrar la representación parlamentaria, apoye su gestión, con un oficialismo esclavo cuyo aporte a la gobernabilidad pasa por el deterioro de la legitimidad del Congreso; este, en mayoría y/o minoría, como contraprestación se ha especializado en aprobar o arrancar decisiones sectoriales en un número cada vez menor para beneficio de grupos de interés, a través de normas que organizan, regulan, y flexibilizan, o simplemente impidiendo leyes no deseadas. El resto, el afán autodestructivo de los congresistas –los escándalos personales– es noticioso pero adjetivo, el velo que cubre el vaciamiento de la representación de los grandes intereses y la pérdida de una mínima armonía interna.
Este equilibrio agoniza. El Congreso aprobó en estos años pocas leyes “suyas” (debe tenerse en cuenta que la mayoría de ellas fue con votaciones que diluyen el esquema gobierno/oposición) y aún menos las de fondo, a excepción de algunas electorales, sobre la universidad y contra el crimen organizado. En tanto, el Ejecutivo tramitó con éxito casi 200 normas incluidos varios paquetes de reactivación y 5 delegaciones de facultades de las que salieron 234 decretos legislativos. El Congreso se atrinchera en el control político pero las comisiones investigadoras son juicios mediático-legislativos tocados por el desorden y el adelanto de opinión.
El modelo de cooperación y colaboración ya imperfecto que dispone esta Constitución se ha descosido y hemos retornado a la vieja separación de poderes sin cooperación. El parlamento ha desarrollado una “inteligencia destructiva” porque es lo único que tiene a la mano: inventó el voto ámbar para jaquear a los gabinetes, usa del mecanismo legal de la censura sin interpelación y ha estrenado al ausentismo de bloqueo.
Cierto que se vive estos días el fin de la mayoría nacionalista en el Congreso. Sin embargo, este modelo de Parlamento aislado y reinventado heredará el próximo Jefe de Estado. Como el actual, el próximo Congreso practicará la Ley de la Trivialidad de Parkinson, por la que se dedica a lo menos importante sobre todo porque ya no puede acometer el desafío de lo fundamental, intentando llenar un vacío.
Si la política y la ética deben retornar al Parlamento, es preciso salir del lugar común de los tres dogmas: Congreso malo, bancada mala y parlamentario malo. Si hay algo maligno, son las reglas para la formación de la representación más que el ejercicio de la misma.
Por ejemplo, 77 de los 130 congresistas actuales, un año antes de las elecciones no pertenecían al partido por el que fueron elegidos. Luego, por lo menos 60 de los legisladores son empresarios sin experiencia política, llegados por el dinero y el deseo de movilidad social. No es “malo” tener en el poder a políticos/empresarios pero no es bueno que la mitad de quienes lo ejercen sean empresarios no políticos.
Frente a esto, no hay idea más peregrina que prohibir la reelección congresal. Los mejores parlamentarios, con habilidades y virtudes personales, son los que llevan varios periodos en el cargo. En cambio, otras medidas son sugerentes, como eliminar el cupo de 20% de invitados en las listas y el voto preferencial, hacer obligatorias las elecciones internas,  exigir por lo menos 2 o 3 años de militancia partidaria a los candidatos, que no postulen los actuales congresistas sancionados por la Comisión de Ética, convertir el ejercicio parlamentario como un cargo a dedicación exclusiva, entre otros. Está de moda demoler el Congreso, ok: Ahora, hay que reformarlo con medidas útiles.