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viernes, 16 de marzo de 2018

Fujimorismo y antifujimorismo juntos

http://larepublica.pe/politica/1208624-fujimorismo-y-antifujimorismo-juntos
La República
La mitadmasuno
9 de marzo 2018
Juan De la Puente
En menos tres meses, la ubicación de las fuerzas políticas ha cambiado radicalmente. Hasta antes del primer pedido de vacancia (diciembre 2017) la correlación de fuerzas presentaba tres bloques: 1) Fuerza Popular con la cercana colaboración de Acción Popular y el Apra; 2) el Frente Amplio, Nuevo Perú y los movimientos sociales, practicando con énfasis una política antifujimorista más insistente que su oposición al gobierno; y 3) el Gobierno y su bancada parlamentaria, con la cercana colaboración de Alianza para el Progreso (APP) y los gremios empresariales.
En este escenario de confrontación a tres bandas, los bloques 2 y 3 tenían una menor fuerza política. No obstante, el Gobierno, a pesar de sus cifras a la baja, usaba su capacidad de movimiento en tanto que se beneficiaba de la neutralidad de una parte de los medios de comunicación y del antifujimorismo de otros. Entonces era entendible que las principales tendencias fuesen más confrontación o un pacto entre PPK y el fujimorismo, para rebajar tensiones especialmente luego de la confianza al gabinete Araoz, es decir, mejorar el consenso a palos al que estaban condenados el Ejecutivo y Legislativo.
Luego de la frustrada vacancia y el indulto estamos en una etapa de polarización pura y dura. Después del reestreno del gabinete Araoz, a inicios de enero, hubo un momento en que parecía que el fujimorismo prefería un pacto tácito para preservar la institución de la presidencia, expuesta en la oposición de este grupo a la moción de vacancia anunciada por el Frente Amplio el 7 de enero.
Eso no ha sucedido. La imagen de una moción de vacancia presentada juntos por el fujimorismo y el antifujimorismo hace unas horas encierra varias exclamaciones, victorias y preguntas. La principal sorpresa resume el grado de desaprobación del gobierno y su pérdida de movimiento, y la igualmente asombrosa capacidad del presidente para sumar enemigos o evitar que se le junten. Si el agua y el aceite se han unido es porque ninguna fuerza fue capaz de impedirlo.
La misma moción, incluso si no es votada o no es aprobada, es una victoria de la izquierda, su principal impulsora, una pequeña venganza del Frente Amplio, acusado de plegarse al fujimorismo en diciembre, y de Nuevo Perú, acosado por haberse retirado de la votación. Fuerza Popular, el Apra y Acción Popular ganan menos, pero ganan porque están sacando la crisis del pantano al que había caído las últimas semanas y que lastra las instituciones. Sobre todo, ganan tiempo para intentar una decisión sobre la nueva moción de vacancia, crucial para ellos porque la anterior los había dividido.
Las primeras preguntas son del cuándo y cómo. Hemos ingresado de lleno a una transición que nadie puede poner fecha y adelantar su desenlace. En esa transición ciega se tienen por ahora solo dos opciones, la vacancia misma de la presidencia, y un pacto tácito por la permanencia de PPK en el poder, un pacto que ya no puede ser parlamentario sino por fuera de las instituciones.
Ahora mismo subsiste la duda sobre la decisión de PPK de acudir a la sociedad para desarmar la polarización pura y dura, o si nuevas renuncias en Fuerza Popular o la división de APP desmontarán el choque. Los actores de este drama sin guion no manejan todas las variables y por esa razón se tiene una iniciativa de vacancia con formato de interpelación: veamos que responde PPK y luego decidiremos.

Esta polarización pura y dura subordina, pero no suprime otros procesos paralelos que volverán a emerger con PPK en el poder o fuera de él, lo que hace de la vacancia una oportunidad y no una regularidad. Los procesos anticorrupción, el indulto, la acusación a los miembros del TC y al Fiscal de la Nación, la ley sobre publicidad estatal, la disputa Keiko-Kenji, y las elecciones regionales y municipales, hacen cola para darle contenido a esta transición, y para recordarnos que esta crisis que se asoma larga aun con cambio en la presidencia, se resolverá –si eso cabe- cuando los peruanos acudamos otra vez a las urnas para elegir un nuevo Gobierno y Congreso.

jueves, 29 de diciembre de 2016

PPK, el fujimorismo y la izquierda

http://larepublica.pe/impresa/opinion/830975-ppk-el-fujimorismo-y-la-izquierda
La República
La mitadmasuno
16 de diciembre de 2016
Juan De la Puente
Algunas notas cortas sobre los efectos de la censura a Jaime Saavedra.
La guerra temprana. El fujimorismo dejó caer la rama de olivo que le entregó PPK y confiado en su mayoría censuró a Saavedra adentrándose en un terreno pantanoso cuya travesía asoma: el aislamiento en la élite del país que tendrá más éxito al decirle a la sociedad que el fujimorismo no ha cambiado, una narrativa que deberá enfrentar abajo y muy abajo y para la que sospecho no está preparado.
En este punto, el Mensaje a la Nación de PPK ha rendido frutos de modo más inmediato que la guerrilla legal por la cuestión de confianza. La censura marca al fujimorismo como un grupo autoritario diluyendo lo que queda del “discurso de Harward”. El antifujimorismo tiene una nueva baza a pesar de que el discurso de Fuerza Popular y el de sus opinantes cercanos perseguían un fin distinto. Mucho gasto y poco rédito.
Factura alta. FP se ha puesto a la defensiva y ha complicado la dinámica Gobierno/Parlamento; el primer efecto es colocar ahora mismo al fujimorismo en la disyuntiva de abandonar en definitiva la convivencia forzada o abrir un nuevo ciclo de extrema tensión, con resultados distintos pero igualmente desventajosos, uno más que otro. Si no quiere pagar una factura tan alta, el retorno a una convivencia forzada sin diálogo implicará la formación de un polo que denunciará esa convivencia, aun así sea solo en economía, en tanto que una mayor polarización llevará a que arrecie la acusación de que desean derribar al gobierno. El corolario es el deterioro de la fuerza controladora del Congreso que había adquirido cierta legitimidad. Cuando un grupo sabe que debe girar pero no sabe dónde, está en problemas.
La etapa post Saavedra. El episodio que queda atrás muestra la riqueza que toda crisis encarna. De hecho, fue una crisis sin manual reflejo de la inédita y excepcional gobernabilidad que nos está tocando vivir. Uno de los resultados es la redefinición de la relación entre los principales actores, la llamada “correlación de fuerzas”.
Con la censura de Saavedra ha concluido la bilateralidad de la dinámica Ejecutivo-Legislativo vigente desde el inicio del Gobierno, para instalar un nuevo escenario, el de un juego más propio de los grupos políticos. El áspero binomio que funcionó cuatro meses se ha desplegado en varias relaciones, complejizando algunas y facilitando otras en el mediano plazo.
Dejar a PPK. El caso Saavedra le ha permitido a la izquierda sincerar su relación con el Ejecutivo cancelando definitivamente la etapa del respaldo electoral a PPK en la segunda vuelta, liberando su potencial opositor. El Frente Amplio (FA) empezó el proceso diferenciándose del resto de la oposición aunque asumiendo una parte de las críticas a Saavedra. En el camino desarrolló una línea propia que defendía los avances de la reforma de la educación, recuperando la renovación de esa política, resultado de lo cual es su propuesta de Acuerdo por la Educación y el duro cuestionamiento al abuso de poder.
El FA y la izquierda fueron convocantes y partícipes de la marcha del 12 de diciembre y sus principales catalizadores; este gesto es práctico y simbólico, refleja la voluntad de sacar la gobernabilidad de los salones del Congreso a la calle dando vida a la primera oposición política a PPK en ese espacio. “Dejar” a PPK ha sido duro para varios sectores de la izquierda, algunos de los cuales pretendían convertirlo en un ariete de la izquierda, o por lo menos en un Kerenski nacional. Creyeron que el amor de la campaña era para siempre.
La pelota del diálogo está ahora en varias canchas al mismo tiempo y es una gran oportunidad para todos: para PPK, que puede recuperar aliados; para el fujimorismo, que puede regresar a la casa con menos roche; y para la izquierda, que puede legitimar parte de su agenda en un consenso múltiple. En cualquier caso sigue vigente la idea de que no hay vida fuera del consenso a palos en que se ha convertido nuestra democracia, solo que los términos de la convivencia han cambiado.

sábado, 2 de julio de 2016

Seis resultados electorales inéditos

http://larepublica.pe/impresa/opinion/779669-seis-resultados-electorales-inéditos
La República
La mitadmasuno
24 de junio de 2016
Juan De la Puente
Una campaña electoral está hecha de grandes y pequeños actos y procesos. No todos son decisivos, pero se eslabonan y catalizan en grandes resultados. Anotarlo es conveniente porque la victoria de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) es explicada desde un solo fenómeno o a lo sumo dos, el antifujimorismo y el caso Ramírez/Chlimper.
Tengamos cuidado con las explicaciones monocausales. En el análisis político abusar de la agregación o desagregación lleva a dejar caer razones cruciales; la idea de que los hechos políticos “se producen” y no solo “acontecen” no es un capricho semántico.
Hay que pelar la cebolla. El Perú acaba de pasar una pequeña gran revolución; en apenas ocho meses ha terminado de morir un viejo sistema político nacido hace 35 años con las elecciones de 1980 y que, herido, se restauró el año 2000 luego de la caída de Alberto Fujimori. Al sistema de 1980 lo han matado millones de votos y una política emergente, un tipo no clásico de hacer la política que instauró Fujimori en 1992, la antipolítica.
Este es el momento más feliz de esa antipolítica, aunque algunos académicos han buceado bastante para entregarnos una imagen distinta, idealizando una épica entre el fujimorismo, una formación grande, organizada y compacta, y el resto de grupos precarios. La forma como acabaron las dos vueltas electorales indican que la precariedad es común a todos y que lo que tuvimos ante nosotros fueron grandes movimientos y/o coaliciones sociales más que formaciones partidarias, en una elección azarosa donde la casualidad ha ido de la mano con la racionalidad.
Con su victoria total, la antipolítica podría haber llegado a su límite y carecer de fuerza para definir las reglas de una gobernabilidad marcada por los vacíos. Si se recomienda estudiar fenómenos, sugeriría partir de uno: durante las elecciones la crisis de la política se ha expresado a través de varias identidades “antis” –no solo una– poderosas y en algunos casos convergentes, ineludibles de cara al futuro. Antifujimorismo, antiizquierdismo, antialanismo, antisistema, antielitismo, anticorrupción, anticentralismo, antiprivatismo, antiestatismo son expresiones que en distinta identidad han definido la micropolítica electoral y la macropolítica, la de la gran escena.
En ese contexto, una épica antifujimorista permitió la irrupción del Frente Amplio, y otra épica antiizquierdista impidió que este pasara a la segunda vuelta. Una tercera épica que podría rotularse como democrática/antifujimorista (en ese orden) impulsó a PPK a ganar la elección en una pasajera polarización electoral.
No existe en el escenario una política programática y afirmativa sino una política contestataria. El reto hacia el 2021 no es incrementar los antis sino desarrollar las identidades. Curiosamente, ese es el desafío de la derecha y de la izquierda, aunque la identidad populista en su sentido más amplio es la principal tentación en ambas.
El resultado electoral deja un cuadro de efectos nuevos. Sabemos lo que está muriendo pero no lo que está naciendo. Son tiempos inéditos: 1) Nunca, en las cinco veces en las que se llevó a cabo segundas vueltas electorales, el candidato que obtuvo poco más de 20% de votos válidos en la primera vuelta había derrotado a quien obtuvo el 40%; 2) Nunca antes, la izquierda había sido tan decisiva para que una facción de la derecha le ganara a otra facción de la derecha; 3) Nunca antes, los herederos políticos de un golpe de Estado estuvieron 24 años después de ese hecho a las puertas de recuperar el gobierno por la vía democrática; 4) Desde hace 60 años, cuando se eligió a Manuel Prado, un candidato orgánico del mundo financiero no había ganado unas elecciones; 5) Desde ese año, las elecciones construyeron mayorías políticas, a excepción de la de 1963 (Fernando Belaunde) y del reciente proceso electoral; y 6) Nunca antes, el grupo que perdió las elecciones se había quedado con el 56% de los escaños parlamentarios, más allá de la mayoría absoluta, y el grupo ganador solo con el 13% del Congreso.

sábado, 4 de junio de 2016

Vuelta de a tres: Keiko, PPK y Verónika

http://larepublica.pe/impresa/opinion/773495-vuelta-de-tres-keiko-ppk-y-veronika
La República
La mitadmasuno
3 de junio de 2016
Juan De la Puente
Esta campaña es también inédita, entre otros hechos porque la candidata que quedó en tercer lugar en la primera vuelta es una figura destacada de la segunda. Verónika Mendoza es una tercera en discordia en una disputa teóricamente reservada a Keiko Fujimori y PPK, un dilema revelado rápidamente como incompleto por el parecido inicial de ambos y porque su posterior diferenciación necesitaba de mayores contenidos y movimientos.
Verónika y la izquierda han ocupado el vacío que dejó la primera vuelta. Los sondeos de opinión luego del 10 de abril indicaban que un alto porcentaje de electores presionaba a Keiko y PPK desde el flanco del cambio. Por ejemplo, en la encuesta de Ipsos del 25 de abril, más del 50% pedía cambios moderados al llamado modelo económico y un 33% cambios radicales, aunque en el desagregado las demandas se matizaban entre la mejora de los servicios de seguridad, educación y salud y cambios más profundos para atajar la corrupción, todas ellas expectativas sobre la regulación pública, solo una de las partes del modelo. La misma encuesta, sin embargo, ya anunciaba la ruta de los nuevos discursos: el 52% decía que PPK era el mejor para fortalecer la democracia y el 49% que Keiko era mejor para combatir la delincuencia.
La izquierda ingresó a la campaña de la segunda vuelta sobre esa plataforma. No pudo evitar la operación audaz del fujimorismo que construyó el dilema abajo/arriba –colocando arriba a PPK y a Keiko abajo– pero le impuso a su irrupción electoral un discurso fuertemente republicano.
Mucho antes de que Verónika y el Frente Amplio anunciasen su voto crítico por PPK, la izquierda y los movimientos sociales a ella cercanos ya habían entrado en campaña. Su aporte, la memoria y el antifujimorismo, han terminado como el principal movilizador de la campaña del candidato; no más el cuy y la levedad de la narrativa electoral y más énfasis en la democracia, transparencia, instituciones y derechos. De algún modo, este impacto explica cierto desfase entre las formas políticas de PPK y sus nuevos contenidos, lo que llamaba a desesperación a sus votantes más duros.
Esta irrupción no es de menor cuantía. Los votantes originales de PPK no eran necesariamente antifujimoristas. Ahora lo son. El voto de la izquierda por PPK ha terminado de transformar esa propuesta política en período electoral y aunque no se sabe si esa identidad presidirá un probable gobierno de PPK no deja de ser curioso que la candidata satanizada por los grupos antisocialistas, entre ellos Peruanos por el Kambio (PPK), le haya transferido a este una parte de su ADN. En adelante no solo se recordará el apoyo de PPK a Keiko el año 2011 sino su militancia antifujimorista.
Respaldar desde la izquierda al liberalismo económico tiene sus costos y riesgos. Si PPK gana, la ecuación oposición/representación será compleja. Desde el poderoso fujimorismo parlamentario le será recordado al Frente Amplio su apoyo a PPK, lo que obligará a la izquierda a ejercer más presión desde la calle y a obtener más victorias parciales.
Pero también tiene sus beneficios. En las casas de Lima en las que el 10 de abril en la noche se descorcharon botellas de champán, se pensará que Verónika no es el monstruo rojo que pintó la contracampaña sino una líder sensata, desprendida y racional. Es más, si gana Keiko le habrá ganado a los dos, a PPK y Verónika, pero de ese dúo solo quedará en la escena la cusqueña. Y si gana PPK, se habrá demostrado la capacidad de endose de Verónika.
¿Por qué otros partidos no han hecho de esta campaña una épica política? ¿Por qué el Apra, PPC y Acción Popular no se colaron en la campaña de la segunda vuelta con su influencia a cuestas para impregnar en ella su discurso, líderes y programa? Más fácil entenderlo en el PPC que arrastra consigo la pesada cruz de malas decisiones anteriores y la desolación orgánica, pero el abstencionismo en el Apra y AP es increíble.

viernes, 15 de abril de 2016

La política en estado bruto

http://larepublica.pe/impresa/opinion/755339-la-politica-en-estado-bruto
La República
La mitadmasuno
1 de abril de 2016
Juan De la Puente
Quienes creyeron que la salida de dos candidatos solo cambiaba el orden de aparición en las encuestas por la absorción de esos votos por otros candidatos, fallaron. Este error debería ser estudiado como un típico caso de decisión burocrática e irracional en un contexto de crisis política que está llevando a sucesivos sacudones que no terminará el 10 de abril. Por ahora, en un tercer efecto, la campaña se está transformando aceleradamente, pasando a situarse en el último de los escenarios evaluados hace meses: la disyuntiva modelo vs modelo.
La decisión de excluir a candidatos como una forma de competencia electoral no consideró el contexto de actores políticos débiles con dificultades para liderar y representar. Las ideas fuerza “te saco a ti para ponerme yo” o “el vacío que se produce lo lleno yo” nunca debieron  ser estimadas como el único efecto tras la salida de Guzmán y Acuña. Los votos de estos se distribuyeron pero se olvidaron de que en el contexto de una democracia sin partidos, los votos pertenecen también a personas que formaron sus identidades políticas de modo autónomo, pragmático e insatisfecho.
Repasemos el proceso electoral e intentemos una periodización provisional. La primera etapa (setiembre/diciembre) fue la de Blancanieves y los 7 enanitos; Keiko Fujimori en el tercio de las preferencias y el resto juntos sumaban el mismo porcentaje. En esa etapa, el eje de la campaña era cómo elegir un recambio tradicional en un escenario de poca confrontación con la élite y sus políticas. Solo había desconfianza con poco rechazo explícito movilizado.
La segunda etapa fue la del pueblo vs elite (enero/febrero); es el momento de la emergencia sucesiva de Acuña y Guzmán, donde el debate pareció situarse en la renovación de la política aunque con alternativas precarias y engañosas, lo que llamaríamos renovación sin renovación.
La tercera etapa es la reactivación del antifujimorismo y la emergencia de la izquierda y el centro político (1ª quincena de enero) luego de la salida de Guzmán y Acuña. Esta etapa, muy corta, puso en vitrina a candidatos que cuestionan con distinta intensidad elementos del modelo político/económico vigente, Barnechea y Mendoza, y oxigenó a PPK, aunque también perforó su programa obligándolo a aceptar la negociación de los contratos del gas, por ejemplo.
La cuarta etapa, en la que nos movemos actualmente y que irá hasta el 10 de abril, es la de la polarización antifujimorismo vs antiizquierdismo cuyo eje diferenciador, por lo menos para una parte del electorado, es la disyuntiva modelo vs modelo.
La última encuesta de Ipsos confirma el inicio de esta etapa. Se han bloqueado los ascensos globales, Keiko no puede llevar a cabo un remate final, en tanto Verónika y Barnechea frenan su crecimiento. Por ahora, la salida tercerista a la polarización es muy débil; a PPK le cuesta irrumpir y lo cierto es que a 9 días de las elecciones no existe un retador claro de Keiko.
Hay otros datos de la letra pequeña, por lo menos dos: 1) se lleva a cabo un acelerado realineamiento en el sector A donde PPK crece ¡18 puntos en una semana! a razón de 2,5% por día, para situarse en 46%; y 2) contrariamente, Verónika y Keiko están empatadas en el sur.
Esta polarización es contradictoria por la forma inorgánica que adopta, con contracampañas extremas y alucinantes, una especie de política en estado bruto cuyos efectos se verán luego del 28 de julio. La polarización bloquea la acumulación política de sus débiles partes aunque perjudica más a una que a otra. Keiko se estanca cómodamente en el tercio de votos mientras es evidente una crisis en la segunda línea, donde se han movido más los antivotos que las adhesiones.
La forma de romper los actuales registros sería que las contracampañas pasen a los sectores D y E y al centro y sur del país y termine de transformar la campaña en una disyuntiva de programas y modelos, algo que varios juraron no pasaría en esta campaña. Esos “varios” quizás se arrepientan de haber impulsado una decisión electoral con explosiva perspectiva política.

martes, 29 de marzo de 2016

La gran transformación (de la campaña). Encuesta de Ipsos 27/3

Por Juan De la Puente
La encuesta de Ipsos Perú del 27 de marzo parece decir poco en sus cifras agregadas, con escasos movimientos, pero es muy reveladora en sus desagregados.
TENDENCIAS
1.- La primera conclusión de la encuesta es que a 13 días de las elecciones se modifica el eje de la campaña electoral. De un proceso en el que la disyuntiva central era el rechazo a las élites se está pasando, por lo menos para una parte del electorado, a una disyuntiva de modelos.
2.- La segunda conclusión es que se han bloqueado los ascenso globales; Keiko Fujimori (32%) se ve imposibilitada de protagonizar un remate final y, al mismo tiempo, la polarización antifujimorismo vs antizquierdismo ha empezado a pasar el recibo a Verónika Mendoza (12%), especialmente en los sectores acomodados, abriendo una ventana por la que podría pasar un tercero en discordia.
3.- La palabra "podría" es importante porque a 13 días del 10 de abril no existe un retador claro y seguro de Keiko. Si bien PPK acumula 16%, ha subido un punto en una semana y 2 puntos en 15 días. PPK no ha subido espectacularmente y su ascenso es parcial. Registra un salto de 18 puntos en el sector A (2.5% por día), pero ha crecido 2 en el sector E y 3 puntos entre los jóvenes, lo que solo mejora sus posibilidades en Lima donde tiene 20%. Tiene además muy ligeros crecimientos en el Perú rural (2 puntos) en el centro y en el oriente.
4.- El cuadro es de una polarización sin una salida tercerista por ahora, una segunda línea en problemas porque tanto Mendoza como Alfredo Barnechea (11%) han detenido su ascenso y porque a PPK le cuesta irrumpir por sobre ambos.
MOVIMIENTOS
5.- Visto el detalle, debería decirse que las cifras gruesas no se han movido demasiado porque en los desagregados se han movido solo los sectores A y B, de menos electores que los otros, pero por ahora más atentos a las contracampañas, especialmente contra Verónika Mendoza. Ella cae 5 puntos en A y 3 puntos en B, aunque estas caídas son compensadas con sendas subidas, 2 puntos en C y 3 en D. Por esa razón, a pesar del bajón en A y B, la candidata del Frente Amplio sube en Lima, lo que se agrega a otros 2 en el Perú rural, 3 en el norte y 2 en los jóvenes.
6.- En Barnechea no parecen haber hecho efecto las contracampañas sino su actividad u otras externalidades. El candidato de Acción Popular baja 3 puntos en el interior, 4 puntos en las zonas urbanas, 2 en el norte (quizás el efecto mercado de mierda), 5 puntos en el centro (efecto del sombrero en Jauja) y 2 en el oriente. Barnechea es también víctima del realineamiento de los sectores de mayores recursos que llevan a PPK a 46% en A, una movilización fruto de la campaña antiVero. Es allí donde Barnechea cae 7 puntos; también cae 4 puntos en B, 2 puntos  en C, aunque  sube 3 puntos en E. Como consecuencia, es lógico que pierda 4 puntos entre los jóvenes y 3 puntos en el grupo de entre 25-39 años.
7.- Keiko sigue siendo la candidata más fuerte y con apoyos más consistentes. Sus caídas no son espectaculares y sus subidas tampoco, de modo que el daño más serio del antiKeiko reactivado es frenar un remate suyo y reducir su capacidad ganadora en la segunda vuelta. Por ahora, sube en el Perú rural 3 puntos, en el sector B y en E otros  3  puntos, así como ligeramente en el centro.
PERSPECTIVAS
8.- La crisis en la segunda línea no puede ser ignorada. Sería prematuro sostener que este cuadro de fuerzas entumecidas llegará al 10 de abril; sin embargo, es una tendencia considerando que se han movido más los rechazos que las adhesiones: Keiko ha subido un punto pero su antivoto ha subido 3 (de 46% a 49%); PPK ha subido otro punto pero su antivoto 2 (de 35% a 37%); Verónika se mantiene en 12% pero su antivoto ha subido 5 puntos (de 36% a 41%); y Barnechea ha caído un punto pero su antivoto ha aumentado 4 puntos (32% a 36%).
9.- Es cierto que, como ha sucedido en otros procesos electorales, el antivoto va por una cuerda separada de la intención de voto, de modo que es posible que al mismo tiempo suban uno y otro. Sin embargo, solo quedan 13 días para las elecciones, de modo que se requiere campañas muy intensas y giros dramáticos y espectaculares frente a peligros reconocidos. En este punto es probable que a pesar de su amplitud, tanto el antifujimorismo como el antiizquierdismo carezcan de fuerza suficiente para producir esos giros ahora aunque tengan efectos mediatos en la segunda vuelta.
10.- Por ahora, lo cierto es que Keiko dobla en votos a PPK y que la campaña termina en pocos días. Los candidatos no tienen todo el tiempo del mundo. La forma de romper los bajos registros sería que las contracampañas pasen a los sectores D y E y al centro y sur del país, es decir, que termine de transformarse la campaña en una disyuntiva de programas y modelos, algo que varios juraron no pasaría en esta campaña. Para recodarnos eso, Gregorio Santos tiene 4% en el sector E.