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jueves, 22 de marzo de 2012

Los nuevos caucheros

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/los-nuevos-caucheros-22-03-2012
La República
La Mitadmasuno
22 de marzo de 2012
Juan De la Puente
El gobierno hace bien en combatir la minería ilegal que asola Madre de Dios. No obstante, su principal problema se llama colonización, es decir, el modelo anárquico y depredador del territorio amazónico que dura casi lo mismo que la República y que significa la agresión de las comunidades nativas, la incontrolable explotación de recursos naturales y la destrucción de la biodiversidad. Si hay un pedazo de patria que confiesa el fracaso de un Estado que quiso ser protagónico, es la Amazonía.
En algún momento aciago, el discurso oficial se nutrió de una falacia: que la Amazonía es un espacio rico y vacío que hay que conquistar, explotar y llenar de gente “superior”. Por ejemplo, el DS colonizador de 1863 pretendía impulsar la explotación de las “fértiles llanuras que riega el Amazonas”, y la ley de 1889, que entregó centenares de miles de hectáreas del río Perené a la Peruvian Corporation, estableció que los colonos de la zona deberían ser de “raza europea”.
Antes que de la minería ilegal, Madre de Dios fue víctima del modelo de colonización que ya se había ensañado con otras partes de la Amazonía. Entre 1940 y 1972 su población creció 0,0%, es decir, fue un departamento expulsor de personas; pero entre 1981 y 1993 esta situación es radicalmente alterada; su tasa de crecimiento intercensal es la más alta, de 5,7% anual, cuando la tasa nacional era de 2%; y entre 1993 y 2007 Madre de Dios crece como ningún otro departamento, a una tasa de 3,5% anual, mientras la tasa nacional era de 1,7%. En 14 años, su población aumentó 64%, jalonada por la madera y el oro.
El Estado se interesó más en la ocupación del territorio que en la intensidad de su presencia, incluyendo la reguladora y promotora del mercado. Dejó que la sociedad amazónica se forme a imagen y semejanza de coyunturas internacionales. Al caucho le siguieron el petróleo, la madera, la coca y el oro. Esta apreciación no cuestiona la articulación de la economía a los mercados internacionales sino la presencia intermitente del Estado, la ausencia de políticas de aprovechamiento sostenible de los recursos en las etapas de auge y la diversificación de la economía para impedir que la caída de precios aniquile las economías regionales. Ya el informe de Desarrollo Humano del PNUD 2009 (“Por una Densidad del Estado al servicio de la gente”) se preguntaba: ¿Quién es el responsable de esta armonía entre la gente y su asentamiento? ¿Quién norma y organiza la convivencia de una colectividad en su territorio? ¿Quién provee, promueve o regula esas condiciones básicas para que la población se sienta integrada y productiva? No hay duda que es el Estado.
El minero ilegal es el tipo más despiadado de colono, es el cauchero del siglo XXI. Dudo que pueda ser vencido si el Estado que hoy lo combate no pone fin, al mismo tiempo, al modelo igualmente despiadado de colonización.