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sábado, 15 de octubre de 2016

Moderados arriba, impaciantes abajo

http://larepublica.pe/impresa/opinion/803397-moderados-arriba-impacientes-abajo
La República
La mitadmasuno
16 de setiembre de 2016
Juan De la Puente
Parecemos felices en este reino de la moderación en la que se ha convertido la política peruana. Se moderan los poderes, los políticos y la academia. Se moderan los ya moderados, los inmoderados y los que prometieron no moderarse nunca. Preocupa ese esfuerzo por no chocar mucho con el otro porque en democracia no se pide unanimidad sino identidad, debate, pugna y, claro, acuerdo, la conocida dinámica de la fuerza de la sociedad política vs. el consenso de la sociedad civil, a decir de Gramsci.
La moderación es una de las caras de lo público y se refleja en la luna de miel a la que tiene derecho todo gobierno en su primer tramo. De hecho, el Congreso hizo bien en otorgarle las facultades al gabinete Zavala y asumir la idea de que lo que se tendrá en adelante es un consenso a palos que tiene dos componentes, la cooperación y la oposición.
Lo que está en blanco es la otra cara de la moneda, la representación. Más allá de las formas democráticas señaladas existe un bullicioso silencio, es decir, un esfuerzo por evitar lo más importante dentro de la agenda de lo importante. La moderación trasluce quizás la falta de proyectos como si luego de las elecciones se hubiese decretado colectivamente la coagulación de los programas.
Es un fenómeno curioso porque el país no se ha moderado. En este punto no habría que confundir el optimismo con la paciencia. Las dos encuestas recientes –Ipsos y GfK–, que han indagado las expectativas ciudadanas, reportan una aplastante convicción de que se le facilite al gobierno las herramientas para que sea eficaz, y que por ello el Congreso debe aprobar la delegación de facultades. No parece ser una adhesión al gobierno sino a una solución rápida de los tres grandes problemas de la agenda: seguridad, corrupción y eficacia del Estado.
La brecha entre la moderación arriba y la impaciencia de abajo ya se expresa en la reactivación de los conflictos existentes antes del cambio de gobierno, como el de las comunidades nativas de los ríos Marañón y Tigre (Loreto), de Las Bambas (Apurímac), Ocuviri y Lalli (Puno) La Convención, Anta y Urubamba (Cusco), entre otros.
El gobierno ha abierto en cada caso líneas de diálogo, pero es preciso que sea consciente de que el país ingresa a un ciclo de demandas abiertas. El golpe no avisa y habría que recordar el registro de esta brecha moderación/impaciencia. Las protestas en Puno por el trazo de la Carretera Transoceánica (agosto 2001), y los sucesos conocidos como el Arequipazo (junio 2002), Combayo (agosto 2006), Río Corrientes (setiembre 2006), Conga (octubre 2011) y Espinar (mayo 2012), estallaron en los tramos iniciales de los gobiernos de Toledo, García y Humala precisamente cuando todos eran casi hermanos creyendo con ilusión que se había cerrado en las alturas el círculo de la gobernabilidad entendida en ese contexto como estabilidad.
Actualmente, por lo menos dos regiones, Puno y Cusco, son laboratorios de gobernabilidad. El primero puede explotar si las demandas se agregan a partir del conflicto por la represa de Paltiture y otros reclamos ambientales, de obras y de demarcación. El Cusco también puede estallar por razones similares; se encuentra atravesado por conflictos en casi todas sus provincias y a esto se agrega una escasa intermediación de sus líderes y autoridades. Un dato adicional, la política cusqueña actual se parece a la de Puno: ha extraviado su proyecto de desarrollo, es impactada por actores informales y la lucha por la representación carece de límites y se resuelve arbitrariamente o en los juzgados penales.
Habría que preguntarse sobre el momento en que los poderes se abrirán hacia abajo pensando en la gobernabilidad. Las reuniones del Ejecutivo con las regiones y con las mesas de lucha contra la pobreza son útiles para la elaboración de agenda y simbólicas frente a la tradición del olvido. Sin embargo, la representación de la impaciencia aún no ha sido llamada a la mesa.

viernes, 6 de mayo de 2016

No nos contemos cuentos

http://larepublica.pe/impresa/opinion/763748-no-nos-contemos-cuentos
La República
La mitadmasuno
29 de abril de 2016
Juan De la Puente
La afirmación de que entre Fuerza Popular (FP) y Peruanos por el Kambio (PPK) existen grandes similitudes, más en economía y mucho menos en política, deviene en una frase hecha de la campaña para la segunda vuelta. Al ser tomada como absoluta sirve para casi todo, para proponer el voto en blanco o viciado o para creer que hay poco en discusión, que como el modelo se ha salvado da lo mismo Juana que Chana.
Es una afirmación generalista, facilona, ociosa e inútil, una idea cuya certeza fue breve, no más de una semana, y por ello sorprende que su eco sea tan largo y que siga envolviendo a un país cómodamente instalado en la falta de profundidad del debate electoral.
Escojamos dos o tres temas de la agenda pública para apreciar diferencias cruciales. En economía, PPK propone rebajar el IGV a 15% en tres años, a lo que se opone FP que, en cambio, plantea eliminar la rebaja escalonada del Impuesto a la Renta que debe llegar a 26% el año 2019. No es cualquier diferencia, es el financiamiento del desarrollo y de esto depende el ritmo de la inversión pública y privada, el relanzamiento de la descentralización y la creación de empleo.
En seguridad ciudadana, FP propone como eje el retorno al sistema de servicio policial 24x24, abrir la puerta a la pena de muerte y una suerte de militarización de la lucha contra el crimen; PPK está en contra de esos tres planteamientos y su enfoque es distinto: todo debe empezar con la refundación de la Policía. Tampoco son diferencias menores; de ellas depende el emplazamiento de actores y de planes, y los liderazgos institucionales.
Sobre la lucha contra la corrupción no hay contradicción pero acentos distintos: FP propone contralorías regionales autónomas y gobierno abierto y PPK una autoridad autónoma para el acceso a la información pública y la muerte civil de los corruptos. Allí también se aprecia la diferencia entre un enfoque de política y otro de reforma institucional.
Pero hay otra variable en juego, y es el silencio. Un grupo importante de temas de la agenda pública no ha merecido detalles de ambos grupos en campaña. Los dos más sonados son la falta de respuesta a la propuesta de Proética de celebrar un Pacto contra la Corrupción, y la nebulosa en que ha devenido la reforma política, de la que todos hablan pero guardan silencio sobre precisiones, plazos y prioridades.
Podríamos convivir hasta el 5 de junio y hasta el 28 de julio inclusive, con la fácil idea de las grandes coincidencias. No obstante, en los primeros meses del próximo gobierno nos despertará la dura realidad de una mayoría política que cobija diferencias de fondo y que tiene al frente una oposición de izquierda con propuestas distintas al bloque de partidos que ahora disputa la segunda vuelta.
No nos contemos cuentos. Ningún país se gobierna con consensos tácitos y debe superarse la idea que lo que está en juego solo es la dinámica del gobierno. No; está en juego el modelo de gobernabilidad, las reformas que dominan una agenda cargada y la relación de esos cambios con una sociedad civil activa que no bajará los brazos sea cual fuese el resultado del 5 de junio.
Más allá de las operaciones de marketing electoral los partidos que van a la segunda vuelta –que en votos emitidos suman el 49.91% del electorado– no se han abierto al 50.09% de electores que votaron por otros partidos o votaron en blanco o viciado, que todos suman más de 9 millones, y a los 4 millones que no votaron.
Impedir que el país retroceda de sus estándares políticos es un tema de fondo en la campaña, y en esa dirección el voto de contenido democrático es la base de cualquier cambio. El segundo asunto de fondo es la recuperación de la capacidad de pacto que el país ha perdido –los pactos arriba y los de abajo– y que probablemente conduzca a que el resultado del 5 de junio sea frío y un tanto pesimista. Si a la democracia le falta alegría y optimismo, es obvio que hay mucho más por cambiar.

martes, 17 de julio de 2012

Las camisas de fuerza

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/las-camisas-de-fuerza-17-07-2012
La República
La mitadmasuno
17 de julio 2012
Juan De la Puente
La reciente encuesta de Ipsos Apoyo (15/07) revela un conjunto de certezas de la opinión pública con respecto a varios temas de la coyuntura. La más importante de las certidumbres es la que desaprueba el manejo gubernamental de los conflictos sociales, asociando esta variable a la evaluación del Gobierno y del Presidente. En sus respuestas, los ciudadanos critican ese proceder: 71% desaprueba el desempeño presidencial en el caso Conga y critican al Gobierno por ser más duro (36%) o más blando (28%) y consideran una alta responsabilidad de las fuerzas del orden en las muertes de Celendín (40%).
Esta dependencia conflicto/respaldo es relativamente nueva en el escenario peruano acostumbrado a aprobar o a desaprobar a partir de varios factores. En el sondeo de este mes, como en otros anteriores, surgen como determinantes en esa opinión el cumplimiento de las promesas (que se asocia a la dicotomía agua v/s oro de la campaña electoral) y la gestión de los conflictos que, al parecer, los ciudadanos asocian al mismo tiempo al orden público y a la justicia social. Esta dependencia conflicto/respaldo es una camisa de fuerza que condiciona al gobierno y le obliga, luego del fracaso de la mano dura, a ensayar una rectificación cuyos alcances aún no se vislumbran.
Con esa misma convicción, los ciudadanos respaldan el uso de métodos pacíficos para resolver los pendientes públicos y recusan la violencia y el radicalismo. Así, dos tercios de entrevistados aprueban la designación de los facilitadores para reanudar el diálogo con Cajamarca, cuestionan el papel del gobierno de esa región en el conflicto (40%) y de quienes atacaron la Municipalidad de Celendín (47%). Entre las certezas también se inscribe aquella que cree que el proyecto seguirá adelante (60%) y que el Gobierno debe garantizar su viabilidad con los debidos reajustes y luego del diálogo (56%). Ahí se localiza otra camisa de fuerza no solo para el Gobierno sino también para los movimientos sociales: el Conga no va es por ahora minoría social (39%).
Estas certezas y camisas de fuerza se dirigen al diálogo que se abre lentamente en Cajamarca porque todo indica que será difícil la ubicación de un punto intermedio entre el Conga va y Conga no va. Presumiendo esto, la opinión pública es un tanto sombría en relación con el éxito de ese diálogo: el 36% cree que se logrará un acuerdo y 30% que ello no será posible. En ese sentido, el conflicto de Conga se parece más al de Arequipa del año 2002 y al de Bagua del 2009 y mucho menos a los recientes de Espinar y Quellaveco.
Es conveniente que todo Gobierno sepa que el diálogo es rentable políticamente y una opción ética irrenunciable. También es deseable que sepa advertir cuándo el diálogo es una opción de salida a una crisis y cuándo implica una ruta para que el Estado decida basándose en los derechos y libertades. Parece que el conflicto por Conga ha ingresado a esa fase
.

martes, 26 de junio de 2012

Los cuatro escenarios peruanos

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/los-cuatro-escenarios-peruanos-25-06-2012
La República
La mitadmasuno
26 de junio de 2012
Juan De la Puente
El informe “Perú: la oportunidad de un nuevo ciclo de desarrollo”, presentado hace poco por el PNUD e Idea Internacional como parte de los trabajos iniciales en el país del Proyecto Análisis Político y Escenarios Prospectivos (PAPEP), se introduce en el análisis de los escenarios probables del proceso peruano, resumiendo en cuatro las opciones del actual ciclo político, de cara al 2016. El primer escenario, el deseado, es el de la inclusión democrática y productiva, es decir, la apertura de una ruta de la inclusión desde el Estado con medidas políticas y económicas que dinamicen la ciudadanía y una mayor calidad del crecimiento económico orientadas a superar las brechas de desigualdad. El segundo, el escenario al que al parecer nos dirigimos, es la inclusión incompleta sitiada por los conflictos sociales, sin reformas políticas pero continua en el crecimiento económico. El tercero, es el bloqueo del proceso político por falta de crecimiento económico, la paralización de las políticas de distribución y el tratamiento autoritario de las demandas sociales; y el cuarto, el de la estatización de la inclusión, es decir, la vía del Estado gran empresario, protagonista de la economía.
El Perú se encuentra evadiendo la ruta de las reformas, aun las que podrían recoger rápidos consensos, como las que podrían fortalecer a los partidos, su financiamiento, la calidad del voto y de la representación; y ha renunciado, palabras más palabras menos, a mejorar el papel regulador del Estado y a reconocer en los descontentos potenciales ciudadanos de una economía de mercado que respete a su entorno, a los consumidores y a los trabajadores. La ruta por la que se conduce el proceso, a tientas, está jalonada por el malestar y jaqueada por los poderes fácticos.
El desarrollo de este escenario es interesante para el análisis prospectivo. Supone un esfuerzo muy intenso de los movimientos sociales para no ser invisibilizados aunque es probable que ese activismo no se traslade automáticamente a una organización política. Del mismo modo, los grandes poderes económicos que tensan el ciclo político no están en condiciones de alumbrar una alternativa vigorosa muy propia y solo les queda adherirse a proyectos tipo PPK o esperar una segunda vuelta el 2016 para apostar todas sus fichas contra el cambio. En ese escenario emergen como tres opciones con desarrollo propio: los descontentos que por ahora no levantan ninguna bandera electoral ni adhieren a caudillo alguno, el Apra que aguarda sigilosa una ventana electoral por donde emerger y el fujimorismo, con caudal propio.
Visto el segundo escenario del informe del PAPEP en esa posibilidad perdemos todos, incluso los que ganarían electoralmente con un país polarizado entre la mala política y la buena economía. Si la reforma peruana se bloquea, la gobernabilidad luego del 2016 estará mucho más amenazada. Está claro que el momento es ahora.

jueves, 3 de mayo de 2012

El Bloque de Gobernabilidad

La República
La mitadmasuno
3 de mayo de 2012
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/el-bloque-de-gobernabilidad-03-05-2012
La reciente encuesta de GFK, publicada por La República, ratifica la formación de un Bloque de Gobernabilidad, constituido por cinco temas sensibles sobre los cuales se demandan desde la sociedad y desde el mismo Estado respuestas rápidas, eficaces y concluyentes: la delincuencia común, el narcotráfico, la corrupción, el terrorismo y los conflictos sociales con contenido ambiental. El desempeño del gobierno en estos temas es desaprobado en casi todos los casos por más del 60% de los entrevistados.
Este Bloque ya fue advertido en las elecciones del año pasado. No son problemas menos importantes que otros, como el empleo o la educación, pero significan para la opinión pública fenómenos trasversales que afectan la vida cotidiana. Es muy probable que los ciudadanos sufran estos fenómenos en distinta medida, pero su impacto y espectacularidad acentúan la representación de imágenes categóricas. La más significativa de ellas dice que estamos perdiendo esas guerras aunque en más de un caso sea una afirmación apresurada. “Estamos” es una calificación imprecisa que a veces toma el nombre de país, gobierno, policía, FFAA, parlamentarios, políticos o Estado.
Este Bloque ha llegado para quedarse y de su tratamiento depende el futuro de la democracia. Frente a él se han agotado los discursos que pretendieron alguna racionalidad y visión de largo plazo; el Estado se ha quedado frente a estos problemas sin ideas, siquiera las de corto plazo. ¿Qué sobrevive? Las respuestas hepáticas, fáciles y, sobre todo, conservadoras: pena de muerte, nuevos planes, nuevas leyes y, si faltan, otra ronda de leyes y más penas. Al mismo tiempo, las instituciones estatales que deben encarar el Bloque están virtualmente paralizadas o desempeñan un bajo rendimiento. Si hablamos seriamente, deberíamos de reconocer que el Perú ha ingresado a una crisis de seguridad.
Esta crisis presenta fenómenos más relacionados de lo que parece a simple vista. La interdicción del delito común, el narcotráfico, el terrorismo y la corrupción nos remiten a la capacidad del Estado para desplegar acciones de inteligencia y una voluntad política contra la impunidad, pero las recetas facilistas parecen contagiar al sistema político. Frente a los conflictos, el facilismo conservador blande igualmente el garrote. La prédica del orden sin libertad y sin derechos parece tener vía libre. Basta revisar la lista de proyectos de ley presentados al parlamento para advertir que, una vez más, la tentación del fracaso está a la vuelta de la esquina, vestida/desnuda con medidas que disparan por otro lado.
El Bloque de Gobernabilidad debería ser un desafío a la política democrática y una invitación a la razón; debería movilizar al talento, a las experiencias globales y al éxito demostrado. En cambio, ha extraído de sus tumbas a los censores del periodismo libre y ha puesto en valor a los viejos fantasmas de horca y cuchillo.

lunes, 25 de julio de 2011

El Virrey Toledo y las Gobernabilidades del Perú







Comentarios al Libro El Virrey Toledo y su Tiempo, del Dr. Javier Tantaleán.
Feria Internacional del Libro (FIL), 22 de julio 2011, Lima.
(También comentaron el libro los Drs. Pablo Macera y Carlos Contreras
)

El libro del profesor Tantaleán se ubica en el campo de la historia económica peruana, una especialidad que parece haber reiniciado su tránsito hacia el estudio del período colonial, luego de haberse detenido un tanto en los siglos XX y XIX. Un reciente ensayo de la profesora Cristina Mazzeo, 25 años de la Historia Económica Colonial en el Perú, publicado por el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) dentro de una compilación de trabajos, realiza una recensión de textos anotando su avocación a tres áreas especificas: producción, mercado, capital y crédito.
Tomando esa visión, el texto del profesor Tantaléan es, temáticamente, más abarcador y ambicioso que los anteriores, con vocación subterránea. En varios capítulos desborda la relación entre la historia y la economía y se desliza hacia la historial institucional, la antropología pura o la etnohistoria, e incluso hacia política comparada, como cuando relaciona los debates en Europa y América en los siglos XVI y XVII sobre el poder y las guerras justas.

Crisis previa a Toledo
La gobernabilidad toledana fue ciertamente, la primera gobernabilidad occidental, construida, como todas las gobernabilidades, luego de un período de crisis política sustantiva y prolongada. Hablamos, en realidad, de sucesivos períodos de crisis en esta parte del mundo.
La primera de ellas se vive en los años 1529 y 1532 cuando se inicia la conquista, extendida por la crisis de la misma conquista con la guerra civil ente los conquistadores entre 1535 y 1542, la rebelión de los encomenderos entre 1546 y 1548 y la segunda rebelión de los encomenderos, la de Francisco Hernández Girón entre 1553 y 1554. Estas crisis políticas y militares fueron yuxtapuestas por la resistencia nativa, como la rebelión de Manco Inca en 1536 y el inicio del llamado proceso de desestructuración, de profundo impacto social, que agitó a la población conquistada y a la conquistadora.
De modo que hasta la llegada de Toledo, entre 1529 y 1569, esta parte de América había tenido, en 40 años, poco más de 10 años de paz; una paz relativa, tomando en cuenta las conflictos entre virreyes o gobernadores con la elite gobernante española.
Téngase en cuenta que hasta Toledo y luego Atahualpa, el Perú tuvo 15 gobernantes, entre ellos cuatro virreyes, cuatro gobernadores y siete jefes estatales interinos. El promedio de duración de un gobierno en estas tierras fue en esa etapa de 2,6 años. Sobre esa precariedad se instala la gobernabilidad toledana, sobre cuyas realizaciones se han dedicado estudios con arraigo en la politología, como el libro que hoy nos convoca aunque ninguno de modo tan extenso y detallado.

La bula Inter Caetera
Queda pendiente, no obstante, sobre Toledo y sobre la conquista misma un debate en un campo más complejo y debatible, el de la filosofía política, sobre dos temas de fondo: si la guerra de conquista fue una guerra justa y por lo tanto los títulos fueron o no justos; y sobre si nuestra región fue solo “descubierta” y conquistada, sino también inventada o “reiventada”.
En el libro de profesor Tantaleán se introduce en estos debates tocando varios ángulos, el primero el del valor legal y político de la bula Inter Caetera otorgado por el Papa Alejandro VI a los Reyes Católicos en 1493. Entre los defensores de la teoría de la guerra justa y del justo título, esta bula fue una licencia de evangelización, un mandato que se torció en el curso de la conquista, sea por el salvajismo inca o por las necesidades económicas de dominio imperial español.
No obstante, esta bula se ha relativizado en otros estudios, teniendo en cuenta que se trata, en realidad, de cuatro bulas, las Bulas Alejandrinas, y no solo una. Fueron emitidas en 1493, cuando los reinos de Castilla y Portugal negociaban su hegemonía en el océano Atlántico, provocada por el primer viaje de Colón a América, tratos que acabaron en la firma del Tratado de Tordesillas, meses después.
Debe recordarse que por este tratado, ambos reinos delimitaron sus zonas de influencia mediante un meridiano situado a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. En el texto de Tordesilla, no se hace ninguna mención a las Bulas Alejandrinas. La línea definida por la Inter Caetera no llegó por tanto a tener efectos prácticos.
También habría que tener en cuenta el valor jurídico de ella, en especial la bula menor, que operó como una concesión, a decir de muchos el negocio de un papa convenido y dos reyes audaces, de acuerdo a la versión de más de un historiador.
Recordemos que Alejandro VI fue el famoso Rodrigo de Borja, el que permitió que se casaran Fernando e Isabel a pesar de ser primos segundos, a lo que estos respondieron otorgando favores a los hijos del Papa: a Pedro Luis el ducado de Gandía, a César el arzobispado de Valencia y a Juan la autorización para que se case con María Enríquez, prima del Rey.

El Estado que encontró España
El segundo ángulo, es el de la invención o reinvención del Tahuantinsuyu, contiene un debate intenso, porque esta precedido de otro más anudado, sobre lo que el tipo de Estado que encontró España. Sobre ello, las definiciones predominantes desde la economía se baten en retirada en sus versiones europeístas que apuntan ya sea al socialismo, al feudalismo o al totalitario. También se debilitan las visiones historicistas, casi todas ellas administrativistas, decantadas entre lo excepcional y lo utópico.
La etnohistoria ha respondido más creadoramente a este desafío en base, por ejemplo, a las hipótesis planteadas por el profesor Jhon Murra; él sostiene que se trató de una estructura poco común, parecida en su originalidad a la dahomeyana (el Benin actual) o la hawaiana, donde la clave era la relación del a etnia con el Estado, la creación de la renta indispensable y los mecanismos usados para que el sistema perdurara.
Esta discusión es relevante porque está a la base de la razón jurídica y moral que permite construir el Estado colonial gobernable en el largo plazo y dotarlo de una legitimidad más solida que el de otros virreinatos. Frente a la tesis que afirma que el Virreinato del Perú fue el más completo en términos coloniales porque aquí estaba el centro del Tahuantinsuyo y por ello se mantuvo aquí la vocación de imperio, se levanta otra que explica lo mismo desde una razón distinta: aquí fue más eficaz el proceso de desestructuración, una dinámica donde la demolición de la estructura pre hispánica se conjuga con la conservación de prácticas e instituciones sacadas del contexto original inca y, sobre todo, pre Inca. El profesor Tantaleán cita en el libro (página 131) trece elementos de desestructuración.

Las otras gobernabilidades
En cualquier caso, incluso para los partidarios de las tesis de la destrucción de las Indias, la gobernabilidad instalada con Toledo, no es un orden clásico impuesto sobre otro completo, hegemónico y superior socialmente. La arqueología ha demostrado ya que no es cierta la versión del caos Inca y pre Inca. Más aún, uno de los grandes aportes de Guaman Poma de Ayala es la afirmación de que la civilización en el Perú es pre Inca. La gobernabilidad toledana sucedió entonces a dos gobernabilidades.
El libro del profesor Tantaleán es abundante en datos que resuelven los vacios de lo que denomino una historia institucional de la Colonia, sin la que es imposible, por ejemplo, un estudio más riguroso del pensamiento político colonial. La Colonia sigue siendo vista como solo como un punto de ruptura, un período plano donde las ideas y la política era una externalidad.
No obstante, llegando nomás España, América, desde América y por América se fundó un pensamiento político enraizado en Europa pero convenientemente recreada. No solo me refiero al pensamiento de los tres grandes, Garcilaso de la Vega, Guaman Poma y Bartolomé De las Casas. Me refiero sobre todo a la ingente producción de normas para la aplicación de las Leyes de Indias, a la justificación del dominio colonial, a la visión de los vencidos nativos o a la de los súbditos criollos.
Un libro de 806 páginas, en dos tomos, como el que nos convoca hoy, es un delicioso abuso literario que hay que leerlo con calma. Imposible leerlo en lo que se llama una o dos sentadas. El profesor Tantaléan ya nos tiene acostumbrados a esos ataques bibliográficos. El Fondo Editorial de la USMP que dirijo tuvo el honor de publicarlo, gracias también al aporte de la Agencia de Cooperación Española.
Juan De la Puente
Lima, julio 2011


Actualización 4 de agosto

Sobre lo mismo, y haciendo un resumen de este texto, publique el 28 de julio mi columna en La República, titulada "Dilemas del buen gobierno". Verlo aquí.

jueves, 10 de marzo de 2011

Techos (de vidrio)

La mitadmasuno
La República
Jueves 10 de marzo de 2011
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/10-03-2011/techos-de-vidrio

En el análisis de las recientes encuestas predomina la idea de que la intención de voto de los candidatos se ha estancado, salvo el ligero incremento de Ollanta Humala. Desde allí se especula que los “grandes” han llegado a su techo electoral o bajado por efecto de las campañas en contra. Una apreciación más cuidadosa puede conducirnos a conclusiones distintas.

Los candidatos que crecieron entre diciembre y febrero lo hicieron a pesar de las campañas en contra y porque impactaron en una parte del electorado con ideas sugerentes. En comparación, los candidatos congelados en ese período o que cayeron solo “vivieron” del consumo de las adhesiones previas a la campaña. A diferencia del 2006, luego de 12 semanas febriles, parece que las contracampañas son el leit motiv de estas elecciones pero su éxito es discutible.

En estos días, más que los candidatos es la campaña misma la que ha llegado a un techo. Todos los mensajes se han agotado, incluso los de quienes se las pasaron en pruebas toxicológicas. No se puede afirmar que no hay ideas en la campaña, pero no tienen la magnitud de lo que el país necesita y demanda. Entre las pequeñas ideas, predominan las metas generales, las ofertas imprecisas, donde el cómo, es decir, la política pública, se encuentra ausente.

En esa dirección, conviene que los candidatos se propongan seriamente relanzar sus campañas y abrir hasta el 10 de abril una nueva etapa propositiva de cara a cambios y reformas. La receta Rendón (tira barro y reinarás) no sirve por ahora. Deberían fijarse en sí mismos y en las grandes ideas que reclama un país que bulle por el cambio político y en donde 4 de cada 10 electores tiene dudas o no ha definido su voto.

Ningún candidato ha caído gracias a la guerra sucia del otro sino por sus errores o, quizás, por su propia guerra sucia. Para este nuevo momento no parece haber techo electoral. Solo hay techo electoral para el mensaje manido. La gobernabilidad del país reclama que quienes pasen a la segunda vuelta alcancen juntos por lo menos dos tercios de los votos y lleven al Congreso bancadas numerosas que eviten la formación de bloques que los excluyan. Así pues, la novedad no está en los números por sí mismos ni en los supuestos techos electorales. Como al inicio de la campaña, lo central son las ideas. O la falta de ellas.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Javier Tantaleán y la gobernabilidad. 7/12/2010

Con Javier Tantaleán, Hugo Neira y Jaime Palacios en la presentación. 7/12/210. Instituto de Gobierno de la USMP.

Participé junto a Hugo Neira y Jaime Palacios, director del Instituto de Gobierno de la USMP, en la presentación de la segunda edición de su libro Gobernabilidad Democrática, Económica y Social, un clásico peruano sobre esta temática, cuya primera versión fue escrita por Tantaleán y Pierre Vigier, ya fallecido. La cita fue en la sede del Instituto de Gobierno de la USMP.
En la presentación del texto valoré el esfuerzo del autor por sistematizar los conceptos y la ejecución de las tareas de la gobernabilidad. Señalé que sobre el libro tenía tres coincidencias y una discrepancia. Las coincidencias: la primera, el pensar la gobernabilidad no como el sinónimo de estabilidad, de paz y ausencia de conflictos, es decir de limitación de las disidencias; la segunda, intentar proponer un sistema de gobernabilidad que puede resultar agresivo en el buen sentido de la palabra y medir la calidad de la democracia en el país; y por último, el estudio de la condición humana del gobernante, donde Tantaleán establece una relación muy directa entre la naturaleza del buen líder y el buen gobierno.
Mi discrepancia residía, señalé, en la crítica que hace el autor a la sociedad civil, un tema con el que con Tantaleán venimos debatiendo amistosamente los últimos 15 años.
Se trata de un buen libro, de harta utilidad.

El relato del acto puede verse aquí.