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domingo, 20 de enero de 2013

Los nuevos revocadores

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/los-nuevos-revocadores-18-01-2013
La República
La mitadmasuno
18 de enero del 2013
Juan De la Puente
La revocación de la alcaldesa de Lima surgió como una algarada de la extrema derecha contra una izquierda moderada que había tomado el poder en la capital; se convirtió en realidad cuando el grupo revocador se organizó como una coalición de intereses concurrentes que recogió firmas usando dinero y métodos turbios, apoyándose sobre todo en las fuerzas contrarias a las reformas que Susana Villarán impulsa. Los recientes acontecimientos revelan una transformación de la batalla por Lima, que ha dejado de ser una disputa reforma vs. antirreforma y amenaza con diluir inclusive el antagonismo entre la capital y los intereses particularmente mafiosos de los antiguos revocadores.
La campaña por la revocación se ha convertido en una batalla política de cara al 2016, una suerte de primera vuelta adelantada. A la posición favorable al NO de Ollanta Humala y Alejandro Toledo le han seguido las de Pedro Pablo Kuczynski y Lourdes Flores. A favor de la revocación, tácita o expresamente, se encuentran Luis Castañeda, Keiko Fujimori y Alan García.
El escenario que plantean estos grandes actores y electores altera relativamente el tablero que ofreció la segunda vuelta electoral del 2011, con dos hechos: la oposición formal de PPK y Lourdes Flores a la revocación, y el ingreso del Apra a la campaña por el SÍ de modo oficial, abierto y frontal, con el silencio positivo de García.
Castañeda y Fujimori tienen sobradas razones previas para apoyar la revocación. Sin embargo, el Apra pudo haberse colocado de perfil en esta batalla haciendo uso del abstencionismo ejercido en la última elección de Lima donde no presentó candidato y administrando con solvencia la exposición pública de García, quien ejercía una ex presidencia casi perfecta.
Solo se entiende el ingreso del Apra al campo de batalla por una poderosa razón: la trabajosa búsqueda de una coalición en la que parece, por ahora, no podrá embarcar a PPK y a su partido próximo a inscribirse y al PPC, aunque sí a Castañeda y a otros grupos menores. Esta coalición será tal en la medida en que el Apra derrote a la izquierda, gane a Solidaridad Nacional (cuyo candidato obtuvo 9% en las elecciones del 2011) y neutralice o sobrepase a otros dos potenciales candidatos que disputarán el espacio de la centroderecha, PPK y Lourdes Flores.
El Apra triunfante en Lima con la bandera de la revocación suena como una promesa; la derrota de Villarán y sus aliados potenciarían a García y consolidaría el proceso de centralización de opciones políticas en favor de una gran candidatura. Al contrario, la derrota de los revocadores sería la afirmación de un escenario de relativa fragmentación con varias opciones en la derecha y el centro.
El camino escogido es audaz pero riesgoso, sobre todo por la precariedad del SÍ y la orfandad pública de los antiguos revocadores, chamuscados por denuncias y trapacerías. En pocos días el APRA ha desplazado del liderazgo de la revocación al grupo inicial y se ha convertido en el centro, el eje y emblema del SÍ. A ese ritmo, en el imaginario de la disputa, Susana Villarán podría aparecer compitiendo contra el binomio Castañeda/García con resultados de difícil pronóstico.
Al APRA no le fue bien en Lima en los últimos 20 años; no obstante, en el segundo gobierno de García, la capital le ofreció su respaldo cuando las regiones se enfrentaron a él en episodios cruentos como los de Combayo, Bagua y Moquegua, entre otros. La campaña de las siguientes semanas demostrará si el antiaprismo limeño resucita o es una cosa del pasado.
Por ahora, la precipitación de los grandes actores políticos en la campaña por la revocación juega en favor de Susana Villarán porque permite apreciar que tras el deseo de retirarla del cargo están poderosas razones políticas y no las pretendidas ineficiencias de su gestión; es probable que a pesar del refuerzo que ha recibido el SÍ, será más fácil para el NO disputar una batalla auténticamente política.

sábado, 27 de agosto de 2011

Javier Tantaleán. Adiós a un hermano.








Ví a Pocho por última vez el 22 de julio cuando presenté su libro El Virrey Toledo y su Tiempo, editado por el Fondo Editoriasl de la USMP, en la Feria Internacional del Libro (FIL). Alli estuvieron también Pablo Macera y Carlos Contreras.
Hablamos luego varias veces por teléfono; me llamó para agradecerme por el artículo del 28 de julio, precisamente a raíz de su libro y para contarme que el texto que edita el BCR iba a ver la luz, por fin, este año. Escuché su voz por última vez dos días antes que su viaje a Sepahua, aunque un mensaje suyo, de ese mismo día, atrevido y burlón como siempre, acabo de borrar del buzón de voz de mi celular.
Lo conocí hace 20 años. Fue mi amigo, mi hermano; nos quisimos entrañablemente; compartimos la vida, amistades y proyectos. Mis hijos y mi esposa lo querían y lo festejaban como yo. Pocho pudo vivir 20 años más; o más.
Hicimos política juntos, él en el Apra y yo fuera de su partido pero en una sucesión de complicidades a veces herejes. Coincidimos en el Comité Cívico por el No, entre 1992 y 1993; en los afanes unitarios de Gustamo Mohme Llona, entre 1994 y 2000; en las conspiraciones en la casa de María del Pilar Tello, en los noventas; en las jornadas parlamentarias opositoras entre 1995 y 2000; en el proyecto Ciudadanos por un Buen Gobierno de IDEA Internacional entre 2002 y 2004; en el Acuerdo Nacional, el 2002; en el Instituto de Gobierno, desde el 2005 hasta su muerte; y en el proyecto de reforma del Congreso el 2006 y 2007.
Fui casi un esclavo de sus conferencias y debates en el Insttuto de Gobierno y habitué de amigos historiadores, en especial Pablo Macera y Heraclio Bonilla, o periodistas como Raúl Vargas, Victor Andrés Ponce, César Campos, Rodrigo Vega, Iván García y Juan Carlos Tafur.
Compartimos pedazos de vida en su casa en Surco, con Susibel y sus hijos, y en las mías; en su casa de Punta Hermosa, cuando su padre, el general, aún vivía, y en Club Naútico de ese distrito; y en los almuerzos en casa de la prodigiosa mamá de Víctor López, también en los noventas. Ocupamos, con amigos y familiares, decenas de otras mesas criollas, marinas, italianas y orientales.
Compartí su aprismo en los noventa y su relación con Armando Villanueva, Jorge del Castillo, Javier Barreda, Javier Velásquez, Julito Rojas, Aurelio Pastor; y la común amistad con Carlos Franco, Pierre Vigier, Hugo Neira, Héctor Béjar, Rodolfo Fierro, Luis Salazar y Víctor Shiguyama.
Pocho no está y lo extraño mucho; sus hijos y Susibel están desolados.
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El 18 de agosto publique en mi columna de La República, un articulo de despedida
http://www.larepublica.pe/18-08-2011/javier-tantalean


Javier Tantaleán
La mitadasuno
18 de agosto
La muerte de Javier Tantaleán fue poética pero injusta, dramática pero ejemplar, triste pero aleccionadora. Ocurrió en lo más alejado de nuestra Amazonía, donde lo que llamamos civilización solo tiene poco más de medio siglo de aparecida; cuando le hablaba de democracia y desarrollo a líderes comunales apartados política e institucionalmente del Estado; y cuando aún  rebosaban en su inquietud intelectual varios proyectos de investigación, acción y debate.
Podría decirse que Javier, entrañable, querido y admirado, murió en combate. Cargado de maestrías y doctorados, se impuso sin embargo hace años un agotador peregrinaje por pueblos polvorientos y abandonados, despreciados por las elites urbanas. Desde esa base de operaciones que fue el Instituto de Gobierno de la USMP, anduvo en Camisea con las comunidades nativas, en las zonas altas del Cusco, en la sierra norte y en el centro. Se introdujo en locales comunales e institutos y en universidades públicas y privadas.
Sus oyentes, del programa de liderazgo auspiciado por la CAF y de otros proyectos impulsados por la cooperación española y el PNUD, fueron casi siempre jóvenes y trabajadores públicos, el primero un sector olvidado por el Estado, y el otro maltratado por el mismo. A través de conferencias, cursos y encuentros Javier llegó a ellos llevando su personal prédica bíblica: gobernabilidad, pacto social y democracia.
Tantaleán fue mucho más que un esforzado magisterio social. Fue parte de una brillante generación de intelectuales que irrumpieron en los setentas con reflexiones herejes sobre economía y política, afirmados en credos nada convencionales, compitiendo con el rigidismo conceptual de las escuelas ultraliberales y, al mismo tiempo, afirmando una mirada fresca del país, ajena de los otros extremismos. Su texto, Prisioneros del Mercado, es de antología.
Junto a ello, y quizás por ello, Tantaleán, o Tantallata como se solía definir, fue un aprista intenso, heredero de generaciones plebeyas del aprismo auroral y como ellas  comprometido con la historia y con el espíritu del cambio, que vibraba en él. A pocos días de su muerte se empieza a reparar en su legado, en un país donde solo la muerte dignifica la palabra y le da sentido a la acción. Como lo que sucede con otros grandes intelectuales peruanos, la vida no es suficiente para el respeto. Le hizo falta no estar para seguir estando entre nosotros. Para siempre.


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Mis comentarios a su reciente libro lo colegué este blog:
http://juandelapuente.blogspot.com/2011/07/el-virrey-toledo-y-las-gobernabilidades.html
Mi artículo, del 28 de julio, Dilemas del buen gobierno, a propósito de su libro puede leerse:
http://www.larepublica.pe/28-07-2011/dilemas-del-buen-gobierno



Otros amigos han publicados sentidas notas por la muerte de Pocho.
Juan Carlos Tafur, el 14 de agosto en el Diario 16, Pocho Tantaeán, la voz a ti debida,aquí.
César Campos, el 14 de agosto en Expreso, El sueño de Pocho, aquí.
Antonio Zapata, al alimón con Cristobal Aljovín, el 17 de agosto en La República, aquí.
Raúl Vargas, el 18 de agosto en Caretas, La huella de Javier Tantaleán Arbulú aquí.
Santiago Pedraglio, el 19 de agosto en Perú 21, Pocho, un hombre de partido aquí.
Hugo Neira, el 25 de agosto en La República, Tantaleán, gloria y ninguneo aquí.

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La entrevista que el 22 de julio le hizo Jaime de Althaus a propósito de su libro puede verse aquí.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Hipótesis sobre los caudillos

La mitadmasuno
La República
Jueves 18 de noviembre 2010
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/18-11-2010/hipotesis-sobre-los-caudillos
Un rasgo que impondrá su sello a las elecciones de abril será el protagonismo de los caudillos, en una intensidad muy similar a las elecciones previas a la República Aristocrática (1895-1919). Hasta ahora la competencia es entre candidatos naturales cuyo peso aplasta a sus pequeñas colectividades. El APRA, el partido más importante del país, se ha entregado a una candidatura independiente y los partidos llamados tradicionales como el PPC y AP se agitan en la búsqueda de un pacto que los subordine a un caudillo. En tanto, la izquierda practica el rito tragicómico de asambleas unitarias a sabiendas de que el centro de gravedad está en otro lado.
Es probable que las elecciones de abril sean el acto de defunción de lo que hemos conocido como lo más cercano a un sistema de partidos o el primero de una democracia sin partidos, fenómeno que la teoría niega, inclusive las que aceptan como natural la legitimidad carismática y plebiscitaria de los jefes políticos. Este cuadro confiesa por sí mismo la falta de medidas reclamadas en esta década para favorecer a los partidos. Es decir, no es la consecuencia de la apertura y renovación del sistema político sino, precisamente, el resultado de la conservación de las reglas de juego que llevan varias décadas, como la promoción de los políticos “independientes”, el voto preferencial y la ausencia de elecciones primarias.
Nuestro proceso no debe confundirse con el de la personalización de la política cuyos sujetos son los “príncipes democráticos” que sustentan su poder en la imagen y en su relación con los medios, surgidos de la competencia interna partidaria en las democracias avanzadas (Sergio Fabrini; 1999). En nuestro caso, los caudillos no dependen de sus raleadas huestes ni surgen de la competencia interna en grupos cohesionados. No son el resultado sino el origen de un grupo político privado. Elegido alguno, se sujetará más a los poderes fácticos y a las coaliciones distributivas.
En este universo privatizado sobran los militantes partidarios y los ciudadanos, y su derecho a elegir a representantes de colectividades. Sobra la política misma y su capacidad de mediación y de legitimación del poder. Como Víctor Andrés Belaunde, casi 100 años después, habría que repetir que en el Perú no hay “verdad electoral” ni “sufragio libre”, y que las elecciones tienen ribetes de comedia.

sábado, 16 de octubre de 2010

Hipótesis sobre el Apra

La mitadmasuno
La República
Sábado 9 de octubre 2010
Juan De la Puente
http://www.larepublica.com.pe/opinion/09/10/2010/hipotesis-sobre-el-apra
El Apra debate febrilmente sus bajos resultados en las elecciones regionales y municipales, particularmente en el otrora sólido norte. Las razones más recurrentes son, alternativamente, cuatro: la renuncia a la izquierda, el abandono de Haya de la Torre como referente político, el reflejo de la poca popularidad del gobierno, y la crisis interna. Más de uno junta las cuatro causas en un mix del fracaso.
Llama la atención lo que sucede en el partido más antiguo del Perú, aunque también es llamativo que las críticas se concentren en el Apra, el único grupo que se atrevió a presentar listas en casi todo el país, y no en el resto de partidos que renunciaron a la competencia nacional abandonando la batalla contra la dispersión electoral.
Contra lo que hemos leído, el Apra en el norte parece padecer una sustracción del sujeto social alrededor del cual construyó una representación sólida y permanente durante 80 años. Ese sujeto era, al mismo tiempo, aprista y popular, de modo que es imposible observar al Apra en el norte sin esa doble identidad. La emergencia de otro sujeto social, emprendedor, migrante e igualmente popular, ha encontrado al aprismo en otra frecuencia. Así, el desencuentro del Apra es principalmente con la sociedad y no con la ideología, hacia afuera y no hacia adentro.
Otro sector aprista considera que sus males se deben a que el partido es menos hayista; sostienen que el Perú tendrá más Apra si el aprismo tuviese más Haya. A riesgo del enojo de muchos debo decir que el único papel que puede jugar hoy Haya en el Apra es la referencia simbólica, cultural e histórica y no programática.
Finalmente, es un buen deseo que el Apra sea de izquierda. De hecho lo ha sido en buena parte de su historia. Cuando realizó giros y pactos hacia la derecha siempre mantuvo una izquierda aprista, disciplinada pero resistente. Sin embargo, no estamos ante un grupo clásico de la socialdemócrata, de lo que da cuenta, por ejemplo, su dependencia de dos caudillos en el lapso de 80 años o su facilidad para asumir y defender tesis y políticas del otro lado de la mesa, aunque en cada etapa del péndulo en que se ha movido en estas décadas, su composición plebeya ha sufrido tanto a la izquierda como a la derecha. Quizás las disyuntivas que se plantean para el aprismo no sean las más completas; podría ser que en cualquiera de las opciones, lo que le urge al Apra sea modernidad.